jueves, 5 de julio de 2012


 



clarin.com - SOCIEDAD


“Esta especie de Che Guevara mujer merece un lugar en la historia”

POR JULIÁN LÓPEZ

Su último libro cuenta la historia de Micaela Feldman, “Mika”, la única mujer argentina antifascista que peleó en la Guerra Civil Española.

27/06/12
Lo que me gustaría es que esta especie de Che Guevara mujer tuviera el lugar que merece en nuestra historia, que otros escritores e historiadores se animen a acercarse a la vida de esta persona extraordinaria”. Elsa Osorio se ilusiona con Mika –Seix Barral– novela que acaba de publicar y cuenta la vida de Micaela Feldman Etchebéhère, la única argentina que peleó en las trincheras antifascistas de la Guerra Civil Española.
Editada en España, Italia, Holanda, Alemania y próxima a salir en Francia, la historia de Mica es desconocida y fascinante, una verdadera parábola argentina que atravesó el siglo pasado y murió en París, en julio de 1992. Primera generación nacida en Moisés Ville –la colonia que a fines del siglo XIX fundaron en Santa Fe los judíos de Europa del Este que llegaron escapando de los Pogroms–, universitaria, amiga de Alfonsina Storni y Julio Cortázar, admirada y temida miliciana con rango de Capitana y presa por la misma República que defendió con las armas.
¿Cómo conoció la historia de esta figura casi desconocida? En 1986 un amigo me contó acerca de la argentina que comandó las tropas del POUM –Partido Obrero de Unificación Marxista–, y desde entonces empecé a investigar. Es una novela a la que le dediqué muchos años de mi vida y que abordé y abandoné muchas veces por la magnitud de la figura de Mica, que entonces vivía en París y a quien lamentablemente no llegué a conocer personalmente.
Sorprende la dimensión de esta mujer capaz de utilizar un fusil y de cuidar con devoción a su marido.
Sí, ella decía que los lugares había que ocuparlos y ahí estaba, en el frente de batalla pero también repartiendo cucharadas de jarabe para la tos entre los hombres de su tropa, viuda, porque a su marido, Hipólito, lo mataron al principio de la guerra.
En su juventud se mostraba contraria a la idea de las armas y terminó con rango militar en la guerra que anticipó el horror del siglo XX.
Es que se preparaban para otra cosa, ellos buscaban la revolución. Desde que muy jóvenes se conocieron con Hipólito, se dedicaron a estudiar marxismo, idiomas, ella se recibió de odontóloga y tuvo un consultorio cuando vivieron en la Patagonia. Después se fueron a París a seguir preparándose y llegaron a Berlín antes de la ascensión del nazismo. Ellos pensaban que Alemania iba a ser la cuna de la revolución por la fortaleza que tenía el movimiento obrero y es muy interesante ver cómo Mica avizora que la enemistad entre socialistas y comunistas impide una alianza contra el fascismo y termina construyendo a Hitler.
A pesar de su compromiso, nunca se afilió al Partido Comunista.
Mica era de una libertad casi anárquica y tal vez eso sea lo más interesante de su despliegue ideológico y político, es imposible encasillarla. Aun cuando en plena guerra fue encarcelada por los mismos republicanos que la acusaron de trotskista, al salir en libertad no aceptó la imposición de dejar España y no abandonó la lucha. Ya en Argentina, paradójicamente publicó artículos en la revista Sur, en los que adelantaba su propio libro Mi guerra de España . Estuvo en la París del 68, en los 70 participó de las manifestaciones en contra de la dictadura militar argentina y se enojó mucho cuando algunos de los mismos exiliados festejaron la guerra de Malvinas en 1982.
Una trayectoria muy agitada.
Si hubiera novelado cada cosa que hizo, su relación con los surrealistas o que escribió con seudónimo para una revista brasileña, me dirían que es inverosímil. Pero hay preocupaciones que persiguieron a Mica y tienen una vigencia absoluta: las divisiones de la izquierda debilitan la lucha.

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