martes, 26 de abril de 2011

Españoles y portugueses buscan fortuna en sus antiguas colonias


Miles de personas protestan el 12 de marzo del 2011 en la Avenida Libertade de Lisboa …

España y Portugal fueron por décadas un imán que atrajo a inmigrantes pobres de sus antiguas colonias. Ahora se está produciendo una corriente histórica inversa y estas naciones colonizadoras ven cómo legiones de jóvenes frustrados emigran a los viejos dominios en busca de una vida mejor.

La deuda y el desempleo están alterando los tradicionales patrones migratorios y haciendo que una generación de profesionales formados en el Viejo Mundo intente vivir la buena vida en continentes que alguna vez menospreciaron.

Los portugueses están buscando fortuna en Angola y Mozambique, así como en Brasil, donde escasean los ingenieros en momentos en que el país se prepara para organizar la Copa Mundial de fútbol del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016 en Río de Janeiro. Los españoles, por su parte, se encaminan hacia sus antiguas colonias de Latinoamérica.

Si bien los analistas dicen que es difícil medir la escala de esta nueva emigración porque todavía no se dispone de estadísticas oficiales, hay algunos datos revelatorios.

El Observatorio de la Emigración de Portugal dice que la cantidad de portugueses anotados en los consulados de Brasil subió de 678.822 en el 2009 a 705.615 el año pasado. Y la cantidad de permisos de residencia concedidos por Mozambique a portugueses en el 2010 fue de casi 12.000, un 13% más que en el año previo.

Los registros electorales españoles, por otro lado, indican que unos 30.000 españoles emigraron a Argentina entre junio del 2009 y noviembre del 2010, lo que representa un 11% más que en el mismo período el año previo. Unos 6.400 fueron a Chile (un aumento del 24 y 6.800 a Uruguay (aumento del 16%).

En España, donde una de cada cinco personas no tiene trabajo, las oportunidades que ofrece Latinoamérica son un poderoso imán para quienes vieron sus carreras interrumpidas por la recesión.

"Los mercados emergentes son los sitios donde hay trabajo", expresó Jorge Borges, ingeniero civil portugués de 35 años.

Desalentado por la falta de oportunidades en Portugal, país con un enorme endeudamiento, Borges cruzó la frontera hace cinco años y aprovechó el boom de la construcción en España.

Pero ahora se desmoronó también la economía española y Borges se quedó sin trabajo. Por ello, quiere emigrar de nuevo, pero no a Europa, sino a Brasil o Angola.

"En la primera oportunidad que surja, me voy", declaró Borges en Zaragoza, donde espera el momento de emigrar.

Brasil ofrece atractivos especiales pues está reclutando muchos ingenieros civiles y arquitectos para que trabajen en las obras públicas que tiene por delante. Brasil, por ejemplo, planea invertir 200.000 millones de dólares en infraestructura energética. Su economía creció un 7,5% en el 2010 y se espera que se expanda más de un 5% anual hasta el 2014.

"Todos quieren irse a Brasil", afirmó Carlos Matias Ramos, presidente de la asociación nacional de ingenieros de Portugal. "Son mayormente gente joven".

España lleva dos años de recesión desde que estalló la burbuja inmobiliaria. Portugal, en tanto, tiene un desempleo del 11,2% y una deuda monumental.

Irlanda y Grecia, otros dos países muy endeudados, e incluso Francia e Italia, también reportan un aumento en la emigración de profesionales jóvenes.

"Los primeros que se van (en épocas de crisis) son siempre las personas que tienen talentos apetecidos", dijo Demetrios Papademetriou, presidente del Instituto de Políticas Migratorias de Washington, quien dirige el grupo de estudios migratorios del Foro sobre la Economía Mundial.

La emigración de profesionales jóvenes es "una de las consecuencias de la crisis" que vive Europa, señaló Papademetriou.

Agregó que en su opinión el contener la emigración de talentos jóvenes es casi tan importante como combatir el endeudamiento.

"Están perdiendo gente que podría ayudar a salir de la crisis o que será necesaria para la recuperación", expresó Papademetriou en una entrevista telefónica.

El arquitecto español Xavier Casas bien podría ser una de esas personas. Cerró su empresa en Barcelona hace un año ante la falta de trabajo y se fue con su esposa argentina Luciana a Rafaela, ciudad a 530 kilómetros (330 millas) al norte de Buenos Aires.

"Tenemos mucho trabajo aquí", manifestó Casas, quien tiene 31 años. Agregó que el continente "está floreciente".

Marta López Tappero, experta en migraciones de la agencia de reclutamiento internacional madrileña Adecco, dice que para los españoles Latinoamérica ha pasado a ser un El Dorado moderno.

Relata que el español emigrante típico es hombre, de entre 25 y 35 años, muy calificado, sobre todo en ingeniería, arquitectura o tecnología de la información.

En una inusual admisión pública de los problemas económicos de España, el rey Juan Carlos aludió al tema durante una reciente ceremonia de entrega de becas para jóvenes que irían a estudiar al exterior.

"Deseo que cuando podáis volver haya más puestos de trabajo y podáis estar aquí, porque os necesitamos en este momento mucho en España", expresó el monarca.

La modesta economía portuguesa no está en condiciones de darle trabajo a la generación más educada de su historia.

Unos 60.000 profesionales no tienen trabajo y muchos más tienen empleos sin futuro, con sueldos ínfimos.

Un tema reciente del grupo musical Deolinda que expresa el malestar de los jóvenes fue ampliamente distribuido en la internet. La canción, llamada "Qué tonta que soy", enumera sus quejas y su frustración de tener que vivir con sus padres luego de haber estudiado por años.

El tema se transformó un verdadero himno de profesionales veinteañeros sin trabajo, que lo usaron para convocar a manifestaciones de protesta que congregaron a más de 100.000 personas en una docena de ciudades portuguesas en marzo.

Uno de los organizadores de la movilización, Alexandre Carvalho, de 25 años, dice que quisiera poder trabajar en Portugal, pero que probablemente termine yéndose al exterior.

La emigración portuguesa no es un fenómeno nuevo. Alvaro Santos Pereira, investigador de la Universidad Simon Fraser de Canadá, calcula que entre 1998 y el 2008 emigraron unos 700.000 portugueses. Buena parte de ellos se fueron a dos de los países con mayores índices de crecimiento, las ex colonias Angola y Mozambique, donde se habla portugués.

Bernardo Marques, ingeniero eléctrico de 32 años, se radicó en la capital angoleña Luanda hace un año, atraído por un trabajo en el que ganaba cuatro veces lo que cobraba en Portugal.

Como tantos emigrantes de todo el mundo, está dispuesto a hacer algunos sacrificios con tal de ahorrar suficiente dinero como para comprarse una casa y abrir su propio negocio en su país.

Con ese fin, soporta el apestoso olor de cloacas al aire libre, carreteras llenas de pozos, alquileres de viviendas inflados y la pobreza con que tiene que lidiar en forma cotidiana.

Vivir afuera del país, no obstante, se hace más llevadero porque hay tantos portugueses en Luanda, que se encuentran en centros comerciales y restaurantes finos.

"En algunos sitios, te sientes como si estuvieras en Portugal", expresó.

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En este despacho colaboraron los corresponsales de AP Jorge Sáinz (desde Madrid) y Vicente L. Panetta (Buenos Aires).


Distinguen a un vietnamita que arriesga todo para editar libros

26/04/11 En una editorial clandestina saca textos no autorizados. Usa un nombre falso.

Por Guido Carelli Lynch
DAR LA CARA. BUI CHAT, AYER. LA REPERCUSION DEL PREMIO, DICE, PUEDE LLEVARLO A LA CARCEL PERO TAMBIEN PROTEGERLO.

Bui Chat es tímido y está incómodo. Está claro que no le gustan las entrevistas y contesta educado, pero parco. La prensa molesta venía con el Premio a la Libertad de Publicación 2011, que ahora –ayer– le entregaban. ¿En qué piensa Bui Chat –que ni siquiera se llama así– ahora que recibe el premio de la Unión Internacional de Editores de manos del presidente de la institución YoungSuk, el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri, su ministro de Cultura Hernán Lombardi y el periodista José Claudio Escribano? ¿En qué piensa ahora que tiene que hablar en una semivacía sala Jorge Luis Borges? Quizás piensa en cómo llegó acá desde Hanoi.

En 2002, cuando apenas tenía 21, se cansó de no poder publicar sus poemas, porque en Vietnam hay censura, asegura. Todo lo que se publica en libros, diarios, revistas, Internet o medios audiovisuales debe contar con la autorización del gobierno; la poesía también. Para eso adoptó su nueva identidad y fundó su editorial Giay Vun (papel borrador). Allí publica sus poemas y los de otros poetas que no tienen lugar en las editoriales autorizadas. Además publica ensayos e investigaciones sociológicas, políticas e históricas, que el régimen comunista no ve con buenos ojos. La invasión estadounidense también es un tópico y un tema incómodo. No está solo. Lo ayudan sus amigos poetas y editores del grupo Mamien (poesía basura). Con ellos montó una red clandestina de edición y distribución de libros. Cada vez que elige publicar uno, tiene que contactar una imprenta en el mercado negro. El servicio –no se sorprenda– lo prestan las mismas plantas de impresión autorizadas, que con una, con una coima, aceptan correr los riesgos. El soborno y la tirada de mil ejemplares cuestan alrededor de 4 mil dólares. Después, con un grupo estrecho de diez colaboradores, entregan los libros gratis y de mano en mano a los lectores. La inversión corre por cuenta de organizaciones, que coordinan grupos a favor de la libertad de expresión, como el suyo. Juntos, además, entrenan a nuevos editores y distribuidores. Estos últimos, para proteger el pequeño sistema, nunca se conocen entre sí. Bui Chat tampoco sabe a ciencia cierta cómo los distribuyen. “Así se protegen los canales de distribución. Todo es subterráneo”, dice. No hay prensa, ni críticas, ni reseñas; sólo libros.

En 2004, este periodista y lingüista estuvo preso por volantear y promocionar lecturas nocturnas de poesía. Ahora, tanta publicidad, quizás no lo ayude. “Es posible que la policía vaya a buscarme, pero ahora tendrá otra repercusión”, se envalentona. En eso ayuda el premio de la Unión Internacional de Editores, que reúne a más de 65 asociaciones en 50 países. Piensa repartir equitativamente los 5600 dólares del premio, entre colegas clandestinos e independientes.

Ahora sí es su turno de hablar, después de Macri y otra mención más a Mario Vargas Llosa. Bui Chat, que se juega el pellejo de veras , agradece a sus hermanos que están en prisión. “Siempre creemos en nuestro objetivo. Esperemos lograr mayor libertad para los que leen, editan y escriben”, dice.

Sus colaboradores –su inseparable traductora y uno de sus mecenas– llevan consigo a todas partes su libro Poemas de una rima , traducido al inglés. Entre ellos, está su elocuente poema político “Nadie sabe qué demonios es el comunismo, pero seguro...”: Después del comunismo es días inocentes/con un camino no–desviado/Después del comunismo es erguir tu cabeza/Después del comunismo, tú vas en un camino sin un regreso/Después del comunismo hay gente triste y desorientada. Después del comunismo es destino.

Para Chat los libros pueden liberar al mundo. El sabe, sin sacarse las manos de los bolsillos, que también le pueden valer una larga estadía en la cárcel.

domingo, 24 de abril de 2011

Buenos Aires, la meca norteamericana


Desde 2001 se convirtió en la ciudad más elegida para vivir; muchos jóvenes se quedaron luego de viajes estudiantiles y de turismo

Domingo 24 de abril de 2011 | Publicado en edición impresa

Un grupo de norteamericanos disfruta de la noche porteña con cerveza en un bar del barrio de Palermo. / Marcelo Gómez


Evangelina Himitian LA NACION

Algunos llegaron como turistas, otros como estudiantes y también como jubilados en su primer año sabático. Pero pronto se enamoraron de la ciudad -de su movida artística, de las comidas, de su vida nocturna y de su moneda devaluada- y decidieron echar raíces en estas tierras. Por estos días, miles de estadounidenses dejan su país para radicarse en Buenos Aires.

Estados Unidos se ubicó octavo en el ranking de nacionalidades que más solicitudes de radicación presentaron desde 2004 ante la Dirección General de Migraciones. Un dato que no es menor: seis de las nacionalidades que anteceden a los EE.UU. en el ranking corresponden a países limítrofes o de la región (Bolivia, Paraguay, Perú, Chile, Uruguay y Brasil). En tanto que China se ubicó en el cuarto puesto.

"Durante la última década, aparecieron dos nuevos polos de inmigración que atraen a los norteamericanos fuera del país: Buenos Aires y Pekín, en ese orden", asegura una investigación que dirige la antropóloga Judith Freidenberg, directora de estudios de pregrado del departamento de antropología de la Universidad de Maryland, en los Estados Unidos. Freidenberg es argentina y por estos días impulsa un trabajo sobre los nuevos imanes migratorios.

La Nacion la entrevistó en forma telefónica en su estudio, en Washington, desde donde se conecta en forma diaria con estadounidenses que viven en Buenos Aires y en Pekín.

Las mayores comunidades de norteamericanos en el exterior están en México y en Canadá, con más de dos millones cada uno, seguido por Londres y Berlín. Sin embargo, en 1999, el gobierno de los EE.UU. dejó de relevar cuántos eran los norteamericanos radicados en el exterior. Sólo se lleva un registro de quiénes trabajan para el Departamento de Estado, ya sea en las fuerzas armadas o en misiones diplomáticas.

"Antes de que se realizara el último censo, el año pasado, distintas organizaciones de expatriados en todo el mundo reclamaron ser censados; sin embargo, finalmente, se decidió excluir la recolección de esta información", explica Freidenberg. "Con lo cual, los datos se obtienen por ONG que agrupan a los inmigrantes", explica la investigadora.

Las cifras de la embajada de los Estados Unidos en la Argentina señalan que en la Capital viven unos 23.000 norteamericanos. Sin embargo, según la investigación de Freidenberg, son más de 60.000 norteamericanos en el país. En Pekín, son unos 10.000.

"Lo que ocurre es que la mayoría de ellos no tramita la nacionalidad, sino que simplemente cruza a Colonia, Uruguay, cuando se le vence el permiso de permanencia como turista. Otros, directamente no salen, porque saben que es muy poco probable que vayan a tener problemas para moverse en la ciudad por permanecer como turistas", explica la investigadora.

Este movimiento migratorio hacia Buenos Aires comenzó en los años de la poscrisis de 2001: tras la devaluación y hasta 2004, llegó la primera camada, aquellos que vinieron atraídos por el tipo de cambio, aprovechando la oportunidad para conocer. Pero, dos años después, comenzó a consolidarse la tendencia: creció la cantidad de norteamericanos que habiendo conocido la ciudad, decidieron establecerse aquí. Por eso el número de ciudadanos estadounidenses que solicitan radicarse en el país viene creciendo sistemáticamente desde 2004 a esta parte, pese a que son un porcentaje menor los que realizan este trámite.
Cuatro clases de personas

"Hay cuatro grupos principales de inmigrantes", detalla la investigadora. Primero, los jóvenes que llegan como parte de un plan de intercambio estudiantil y deciden quedarse. Muchos de ellos reciben dinero de sus familias en el exterior y al multiplicar ese ingreso por cuatro, más algún ingreso adicional que consiguen dando clases de inglés, pueden sobrevivir sin problemas.

El segundo grupo es similar en edad: vienen a hacer una experiencia de vida o a tomar un año sabático. Estudiaron español en la universidad y leyeron cientos de artículos sobre lo maravilloso que es Buenos Aires. San Telmo y Palermo son las zonas más elegidas por este grupo y ellos suelen trabajar en call centers operados desde la Argentina para la atención al cliente en países de habla inglesa.

"El tercer grupo corresponde a profesionales de entre 35 y 45 años que quedaron varados por la recesión en los EE.UU. y que descubren que su título cotiza mejor en la Argentina", explica Freidenberg. Muchos de ellos consiguen puestos en multinacionales o se lanzaron a invertir con un emprendimiento de menor escala en el mercado local.

El último grupo que distingue la investigadora corresponde a jubilados norteamericanos. Personas de más de 65, de clase media. "Significa que pueden convertir su casa y auto en capital para comprar lo mismo en Buenos Aires. Pero saben que con el dinero de su jubilación en dólares pueden tener un mejor nivel de vida en la Argentina que en los EE.UU.", explica la investigadora.
CLAVES

60.000
Son los norteamericanos que residen hoy en la ciudad, según una investigación. La embajada norteamericana en la Argentina calcula que son 23.000.

Octavo
Ese es el puesto que ocupan los norteamericanos en el ranking de nacionalidades que más solicitudes de radicación presentaron desde 2004.

Apple y Google guardan la información geográfica que reciben de los celulares

22/04/11 - 10:53

Los teléfonos iPhone y los que usan el sistema Android registran a dónde van sus dueños y le envían esos datos a las empresas. Los podrían usar para servicios de marketing online personalizados.


Por RICARDO BRAGINSKI


El software iPhone Tracker muestra en un mapa por dónde se movió un usuario de iPhone.

¿Qué hace tu querido celular mientras vos lo llevás por todos lados? ¿Acaso le está enviando información a alguien acerca de todos tus movimientos? El mundo tecnológico vivió un gran revuelo ayer cuando se conoció que las últimas versiones del iPhone y del iPad 3G (las tabletas que se conectan a las redes celulares) recolectan en un archivo secreto los datos espacio-temporales de sus dueños.

La polémica se agiganta ahora, a partir de nuevos datos revelados por el Wall Street Journal. Allí, el analista de seguridad Samy Kamar, que estudió varios dispositivos inteligentes, asegura que los celulares con sistema Android, de Google, también recopilan datos de la ubicación geográfica del equipo.

Y no sólo eso: además, tanto los iPhone como los teléfonos Android, dicen los expertos, envían esa información a Apple y Google, respectivamente. Esas empresas la guardan en grandes bases de datos. Pero nadie sabe con precisión con qué finalidad.

En el caso de Google, Kamar estudió un celular HTC cargado con Android. El equipo registró su ubicación geográfica en forma frecuente y envió esa información a Google varias veces por hora. También transmitió el nombre, la ubicación y la potencia de cualquier señal Wi Fi cercana, así como un número identificador de teléfono. Pero ninguna información de carácter personal acerca del dueño del celular.

Google asegura que "para que los usuarios puedan compartir su localización en teléfonos Android es necesario que activen esta opción (no se activa por default)."

"Le damos aviso a los usuarios y control sobre los datos de localización que recolectamos, compartimos y utilizamos de ellos con el fin de proveer una mejor experiencia móvil en los dispositivos Android. Para ello, algunos datos son guardados en el teléfono por un período limitado de tiempo", le dijo a Clarín Vicky Campetella, gerente de Comunicaciones de Google Argentina.

Campetella insiste en que "cualquier información sobre localización que vuelve a los servidores de Google es anónima y no puede ser asociada a ningún usuario específico".



Hipótesis

Las bases de datos que guardan Apple y Google podría ayudar a esas empresas a participar en el millonario mercado de los nuevos servicios basados en la "geolocalización", del cual Facebook también busca formar parte. Esta es la principal hipótesis que circula en estos momentos por la Web entre los diversos analistas.

Este mercado mueve actualmente unos 2.900 millones de dólares al año y podría llegar a los 8.300 millones en 2014, según la consultora Gartner.

Si bien todo parece apuntar a futuros negocios en el ciberespacio móvil, las nuevas revelaciones pusieron al rojo vivo el siempre candente debate en los Estados Unidos acerca del derecho a la privacidad.



En Twitter: @RickyBraginski

Sangriento día de protesta y represión en Siria: hay más de 80 muertos

22/04/11 - 21:20

Las fuerzas de seguridad y francotiradores dispararon contra la multitud que, en varias ciudades, salió a protestar contra el régimen de Bachir Assad.


Más de 80 personas murieron hoy en Siria en una brutal represión de las protestas en contra del régimen del presidente Bashar al Assad, en las que participaron más de 100.000 personas en todo el país.

Según las cifras de Amnistía Internacional, este viernes fue el día más sangriento desde que estallaron las protestas hace cinco semanas. Y precisamente, en el día más trágico, las calles del país se vieron colmadas de una cantidad nunca vista de ciudadanos.

En la ciudad de Asraa, en el sur del país, murieron 18 manifestantes por el fuego abierto por francotiradores apostados en los techos de la ciudad. Otras 16 muertes se registraron en la ciudad de Homs y siete personas murieron en las protestas en la capital del país, Damasco. El resto de las víctimas fueron registradas en otras ciudades. Las organizaciones de derechos humanos aseguraron que las cifras habían sido confirmadas por fuentes hospitalarias.

La represión hizo que quedara en el olvido la medida tomada este jueves por el presidente, la anulación del estado de emergencia vigente desde 1963. Lo mismo sucedió con otros pasos de reforma dados recientemente, como la abolición del Tribunal de Seguridad de Estado y la anulación de la prohibición a las protestas siempre y cuando estén aprobadas por el Ministerio del Interior.

Además de las víctimas fatales, la represión dejó a numerosos manifestantes heridos. Los activistas contaron 100 heridos en Homs mientras obtenían informaciones de otras localidades en las que había más personas afectadas.

A juzgar por los testimonios de la población, en todos aquellos lugares en los que se registraron muertos, el operativo fue el mismo: "Había francotiradores apostados en los edificios", relató un activista. Los disparos fueron producidos por fuerzas policiales en uniforme, pero además por francotiradores de civil que disparaban desde los techos arbitrariamente a la multitud para generar pánico y temor.

Una testigo contó a la emisora BBC que en la ciudad de Homs había tantos heridos que los médicos improvisaron lugares para atender en las calles de la ciudad. Los medios del régimen se refirieron a los francotiradores como hombres "armados no identificados" y dijeron que muchos de ellos fueron detenidos por las fuerzas de seguridad, según la agencia oficial Sana.

Muchos manifestantes exigían además la liberación de los prisioneros políticos que hasta el momento no se han visto beneficiados por las reformas del presidente.

En Damasco, las fuerzas de seguridad hicieron uso de gas lacrimógeno para dispersar las manifestaciones que querían avanzar desde los suburbios hasta el centro de la ciudad, indicó un testigo.

La brutalidad con la que han actuado las fuerzas de seguridad desde que estallaron las protestas radicalizaron la postura de los manifestantes, que si en un primer momento pedían reformas y libertades, hoy exigieron la dimisión del presidente y un cambio de régimen.

Esta radicalización también se vio reflejada en la protesta de Damasco, por ejemplo, en la que muchos manifestantes descargaron su violencia en símbolos del régimen: voltearon la estatua de Hafis Assad, padre del actual presidente, y le dieron patadas.

El golpe de 1963 de Hafis Assad fue el que sentó la piedra fundamental del actual régimen familiar. Según observadores, son imágenes que hubiesen sido impensables hace cuatro semanas.

Los organizadores de las protestas habían instado a los manifestantes en Facebook a "llevar eslóganes que sean contundentes a la hora de expresar las demandas justas acuñadas por la revolución". A su vez, llamaron a documentar sus pasos "con imágenes y videos" que tuvieran una buena resolución.

lunes, 18 de abril de 2011

Las elecciones y las redes sociales sacan a la luz el racismo en Perú

Los comentarios de marcado carácter racista se multiplicaron en Facebook y Twitter después de que las urnas decidieran el pasado domingo el pase a segunda vuelta del nacionalista Ollanta Humala y la populista Keiko Fujimori. EFELos comentarios de marcado carácter racista se multiplicaron en Facebook y Twitter …

Lima, 13 abr (EFE).- El racismo, uno de los mayores tabúes en la sociedad peruana, ha tenido esta semana una inusitada presencia pública a raíz de la reacción que el resultado de las elecciones ha provocado en las redes sociales de la Internet.

Los comentarios de marcado carácter racista se multiplicaron en Facebook y Twitter después de que las urnas decidieran el pasado domingo el pase a segunda vuelta del nacionalista Ollanta Humala y la populista Keiko Fujimori

"Nunca se había visto un racismo expresado tan públicamente. Perú es una sociedad muy racista, pero donde el tema se mantiene como tabú, en un pensamiento, una mirada o comentarios para la familia o amigos cercanos", señala a Efe el abogado experto en derechos humanos Wilfredo Ardito.

Esa opinión es compartida por el periodista y experto en redes sociales Marco Sifuentes, para quien la falta de debate en la vida pública y el discurso oficial propicia que la red sea "el espacio perfecto para hablar de estos temas".

El racismo no es novedad en Perú: según las encuestas, el 80% de los peruanos reconocen su existencia en la vida social, pero son raros los que se identifican como racistas y los que expresan esas ideas de forma pública y directa.

Ardito recuerda que en 1990, durante las elecciones en que se enfrentaron Alberto Fujimori y el escritor Mario Vargas Llosa, se produjo un ambiente muy polarizado que cristalizó en incidentes racistas, en aquel caso contra ciudadanos de ascendencia asiática.

Sifuentes alerta sobre el hecho de que, más allá incluso de los simples comentarios en la red, ya hay quien se organiza "para realizar cosas en el mundo real", como esa página de Facebook llamada "Golpe de estado contra Humala" que ya tiene más de dos mil adhesiones.

"Son fanfarronadas, pero no son bromas", destaca Sifuentes.

Además del rechazo a Humala, ha habido otro síntoma en estas elecciones que abunda en la misma dirección: el enfrentamiento entre Pedro Pablo Kuczynski, llamado popularmente "el gringo", y Alejandro Toledo, que no tiene empacho en llamarse "el cholo" (indígena urbanizado).

"Toledo y Kuczynski tenían la misma posición política y económica básicamente, pero muchos electores de clase media y alta votaron por el segundo, lo que en mi opinión se debe a que había un desprecio racial hacia Toledo", señaló Ardito, haciéndose eco de una percepción generalizada.

La situación de visceralidad en Facebook ha provocado que personalidades como el cocinero Gastón Acurio, embajador de la cocina peruana en el mundo y uno de los personajes públicos más valorados por los peruanos, reclame en su cuenta poner fin a los comentarios racistas.

Una acción que, para Ardito, deberían repetir otros "líderes que los peruanos de clase alta y media respetan", como Vargas Llosa y el propio Kuzynski.

Sería un primer paso para remediar un problema que, según el experto en derechos humanos, ha perseguido a Perú durante toda su historia, y que no ha gozado de políticas públicas que busquen su erradicación.

"Tenemos una deuda pendiente en nuestra sociedad, debemos aceptar el problema y tomar las medidas necesarias frente a esto", señala Ardito.

Los comentarios de marcado carácter racista se multiplicaron en Facebook y Twitter después de que las urnas decidieran el pasado domingo el pase a segunda vuelta del nacionalista Ollanta Humala y la populista Keiko Fujimori. EFE

G.E.’s Strategies Let It Avoid Taxes Altogether

By DAVID KOCIENIEWSKI General Electric, the nation’s largest corporation, had a very good year in 2010.
Drew Angerer/The New York Times

A PRESIDENT’S BUSINESS LIAISON
In January, President Obama named Jeffrey R. Immelt, General Electric’s chief executive, to head the President’s Council on Jobs and Competitiveness. “He understands what it takes for America to compete in the global economy,” Mr. Obama said.

But Nobody Pays That

A Lobbying Powerhouse

Articles in this series will examine efforts by businesses to lower their taxes and the debate over how to improve the tax system.

Multimedia

The company reported worldwide profits of $14.2 billion, and said $5.1 billion of the total came from its operations in the United States.

Its American tax bill? None. In fact, G.E. claimed a tax benefit of $3.2 billion.

That may be hard to fathom for the millions of American business owners and households now preparing their own returns, but low taxes are nothing new for G.E. The company has been cutting the percentage of its American profits paid to the Internal Revenue Service for years, resulting in a far lower rate than at most multinational companies.

Its extraordinary success is based on an aggressive strategy that mixes fierce lobbying for tax breaks and innovative accounting that enables it to concentrate its profits offshore. G.E.’s giant tax department, led by a bow-tied former Treasury official named John Samuels, is often referred to as the world’s best tax law firm. Indeed, the company’s slogan “Imagination at Work” fits this department well. The team includes former officials not just from the Treasury, but also from the I.R.S. and virtually all the tax-writing committees in Congress.

While General Electric is one of the most skilled at reducing its tax burden, many other companies have become better at this as well. Although the top corporate tax rate in the United States is 35 percent, one of the highest in the world, companies have been increasingly using a maze of shelters, tax credits and subsidies to pay far less.

In a regulatory filing just a week before the Japanese disaster put a spotlight on the company’s nuclear reactor business, G.E. reported that its tax burden was 7.4 percent of its American profits, about a third of the average reported by other American multinationals. Even those figures are overstated, because they include taxes that will be paid only if the company brings its overseas profits back to the United States. With those profits still offshore, G.E. is effectively getting money back.

Such strategies, as well as changes in tax laws that encouraged some businesses and professionals to file as individuals, have pushed down the corporate share of the nation’s tax receipts — from 30 percent of all federal revenue in the mid-1950s to 6.6 percent in 2009.

Yet many companies say the current level is so high it hobbles them in competing with foreign rivals. Even as the government faces a mounting budget deficit, the talk in Washington is about lower rates. President Obama has said he is considering an overhaul of the corporate tax system, with an eye to lowering the top rate, ending some tax subsidies and loopholes and generating the same amount of revenue. He has designated G.E.’s chief executive, Jeffrey R. Immelt, as his liaison to the business community and as the chairman of the President’s Council on Jobs and Competitiveness, and it is expected to discuss corporate taxes.

“He understands what it takes for America to compete in the global economy,” Mr. Obama said of Mr. Immelt, on his appointment in January, after touring a G.E. factory in upstate New York that makes turbines and generators for sale around the world.

A review of company filings and Congressional records shows that one of the most striking advantages of General Electric is its ability to lobby for, win and take advantage of tax breaks.

Over the last decade, G.E. has spent tens of millions of dollars to push for changes in tax law, from more generous depreciation schedules on jet engines to “green energy” credits for its wind turbines. But the most lucrative of these measures allows G.E. to operate a vast leasing and lending business abroad with profits that face little foreign taxes and no American taxes as long as the money remains overseas.

Company officials say that these measures are necessary for G.E. to compete against global rivals and that they are acting as responsible citizens. “G.E. is committed to acting with integrity in relation to our tax obligations,” said Anne Eisele, a spokeswoman. “We are committed to complying with tax rules and paying all legally obliged taxes. At the same time, we have a responsibility to our shareholders to legally minimize our costs.”

The assortment of tax breaks G.E. has won in Washington has provided a significant short-term gain for the company’s executives and shareholders. While the financial crisis led G.E. to post a loss in the United States in 2009, regulatory filings show that in the last five years, G.E. has accumulated $26 billion in American profits, and received a net tax benefit from the I.R.S. of $4.1 billion.

But critics say the use of so many shelters amounts to corporate welfare, allowing G.E. not just to avoid taxes on profitable overseas lending but also to amass tax credits and write-offs that can be used to reduce taxes on billions of dollars of profit from domestic manufacturing. They say that the assertive tax avoidance of multinationals like G.E. not only shortchanges the Treasury, but also harms the economy by discouraging investment and hiring in the United States.

“In a rational system, a corporation’s tax department would be there to make sure a company complied with the law,” said Len Burman, a former Treasury official who now is a scholar at the nonpartisan Tax Policy Center. “But in our system, there are corporations that view their tax departments as a profit center, and the effects on public policy can be negative.”

The shelters are so crucial to G.E.’s bottom line that when Congress threatened to let the most lucrative one expire in 2008, the company came out in full force. G.E. officials worked with dozens of financial companies to send letters to Congress and hired a bevy of outside lobbyists.

The head of its tax team, Mr. Samuels, met with Representative Charles B. Rangel, then chairman of the Ways and Means Committee, which would decide the fate of the tax break. As he sat with the committee’s staff members outside Mr. Rangel’s office, Mr. Samuels dropped to his knee and pretended to beg for the provision to be extended — a flourish made in jest, he said through a spokeswoman.

That day, Mr. Rangel reversed his opposition to the tax break, according to other Democrats on the committee.

The following month, Mr. Rangel and Mr. Immelt stood together at St. Nicholas Park in Harlem as G.E. announced that its foundation had awarded $30 million to New York City schools, including $11 million to benefit various schools in Mr. Rangel’s district. Joel I. Klein, then the schools chancellor, and Mayor Michael R. Bloomberg, who presided, said it was the largest gift ever to the city’s schools.

G.E. officials say the donation was granted solely on the merit of the project. “The foundation goes to great lengths to ensure grant decisions are not influenced by company government relations or lobbying priorities,” Ms. Eisele said.

Mr. Rangel, who was censured by Congress last year for soliciting donations from corporations and executives with business before his committee, said this month that the donation was unrelated to his official actions.

Defying Reagan’s Legacy

General Electric has been a household name for generations, with light bulbs, electric fans, refrigerators and other appliances in millions of American homes. But today the consumer appliance division accounts for less than 6 percent of revenue, while lending accounts for more than 30 percent. Industrial, commercial and medical equipment like power plant turbines and jet engines account for about 50 percent. Its industrial work includes everything from wind farms to nuclear energy projects like the troubled plant in Japan, built in the 1970s.

Because its lending division, GE Capital, has provided more than half of the company’s profit in some recent years, many Wall Street analysts view G.E. not as a manufacturer but as an unregulated lender that also makes dishwashers and M.R.I. machines.

As it has evolved, the company has used, and in some cases pioneered, aggressive strategies to lower its tax bill. In the mid-1980s, President Ronald Reagan overhauled the tax system after learning that G.E. — a company for which he had once worked as a commercial pitchman — was among dozens of corporations that had used accounting gamesmanship to avoid paying any taxes.

“I didn’t realize things had gotten that far out of line,” Mr. Reagan told the Treasury secretary, Donald T. Regan, according to Mr. Regan’s 1988 memoir. The president supported a change that closed loopholes and required G.E. to pay a far higher effective rate, up to 32.5 percent.

That pendulum began to swing back in the late 1990s. G.E. and other financial services firms won a change in tax law that would allow multinationals to avoid taxes on some kinds of banking and insurance income. The change meant that if G.E. financed the sale of a jet engine or generator in Ireland, for example, the company would no longer have to pay American tax on the interest income as long as the profits remained offshore.

Known as active financing, the tax break proved to be beneficial for investment banks, brokerage firms, auto and farm equipment companies, and lenders like GE Capital. This tax break allowed G.E. to avoid taxes on lending income from abroad, and permitted the company to amass tax credits, write-offs and depreciation. Those benefits are then used to offset taxes on its American manufacturing profits.

G.E. subsequently ramped up its lending business.

As the company expanded abroad, the portion of its profits booked in low-tax countries such as Ireland and Singapore grew far faster. From 1996 through 1998, its profits and revenue in the United States were in sync — 73 percent of the company’s total. Over the last three years, though, 46 percent of the company’s revenue was in the United States, but just 18 percent of its profits.

Martin A. Sullivan, a tax economist for the trade publication Tax Analysts, said that booking such a large percentage of its profits in low-tax countries has “allowed G.E. to bring its U.S. effective tax rate to rock-bottom levels.”

G.E. officials say the disparity between American revenue and American profit is the result of ordinary business factors, such as investment in overseas markets and heavy lending losses in the United States recently. The company also says the nation’s workers benefit when G.E. profits overseas.

“We believe that winning in markets outside the United States increases U.S. exports and jobs,” Mr. Samuels said through a spokeswoman. “If U.S. companies aren’t competitive outside of their home market, it will mean fewer, not more, jobs in the United States, as the business will go to a non-U.S. competitor.”

The company does not specify how much of its global tax savings derive from active financing, but called it “significant” in its annual report. Stock analysts estimate the tax benefit to G.E. to be hundreds of millions of dollars a year.

“Cracking down on offshore profit-shifting by financial companies like G.E. was one of the important achievements of President Reagan’s 1986 Tax Reform Act,” said Robert S. McIntyre, director of the liberal group Citizens for Tax Justice, who played a key role in those changes. “The fact that Congress was snookered into undermining that reform at the behest of companies like G.E. is an insult not just to Reagan, but to all the ordinary American taxpayers who have to foot the bill for G.E.’s rampant tax sheltering.”

A Full-Court Press

Minimizing taxes is so important at G.E. that Mr. Samuels has placed tax strategists in decision-making positions in many major manufacturing facilities and businesses around the globe. Mr. Samuels, a graduate of Vanderbilt University and the University of Chicago Law School, declined to be interviewed for this article. Company officials acknowledged that the tax department had expanded since he joined the company in 1988, and said it now had 975 employees.

At a tax symposium in 2007, a G.E. tax official said the department’s “mission statement” consisted of 19 rules and urged employees to divide their time evenly between ensuring compliance with the law and “looking to exploit opportunities to reduce tax.”

Transforming the most creative strategies of the tax team into law is another extensive operation. G.E. spends heavily on lobbying: more than $200 million over the last decade, according to the Center for Responsive Politics. Records filed with election officials show a significant portion of that money was devoted to tax legislation. G.E. has even turned setbacks into successes with Congressional help. After the World Trade Organization forced the United States to halt $5 billion a year in export subsidies to G.E. and other manufacturers, the company’s lawyers and lobbyists became deeply involved in rewriting a portion of the corporate tax code, according to news reports after the 2002 decision and a Congressional staff member.

By the time the measure — the American Jobs Creation Act — was signed into law by President George W. Bush in 2004, it contained more than $13 billion a year in tax breaks for corporations, many very beneficial to G.E. One provision allowed companies to defer taxes on overseas profits from leasing planes to airlines. It was so generous — and so tailored to G.E. and a handful of other companies — that staff members on the House Ways and Means Committee publicly complained that G.E. would reap “an overwhelming percentage” of the estimated $100 million in annual tax savings.

According to its 2007 regulatory filing, the company saved more than $1 billion in American taxes because of that law in the three years after it was enacted.

By 2008, however, concern over the growing cost of overseas tax loopholes put G.E. and other corporations on the defensive. With Democrats in control of both houses of Congress, momentum was building to let the active financing exception expire. Mr. Rangel of the Ways and Means Committee indicated that he favored letting it end and directing the new revenue — an estimated $4 billion a year — to other priorities.

G.E. pushed back. In addition to the $18 million allocated to its in-house lobbying department, the company spent more than $3 million in 2008 on lobbying firms assigned to the task.

Mr. Rangel dropped his opposition to the tax break. Representative Joseph Crowley, Democrat of New York, said he had helped sway Mr. Rangel by arguing that the tax break would help Citigroup, a major employer in Mr. Crowley’s district.

G.E. officials say that neither Mr. Samuels nor any lobbyists working on behalf of the company discussed the possibility of a charitable donation with Mr. Rangel. The only contact was made in late 2007, a company spokesman said, when Mr. Immelt called to inform Mr. Rangel that the foundation was giving money to schools in his district.

But in 2008, when Mr. Rangel was criticized for using Congressional stationery to solicit donations for a City College of New York school being built in his honor, Mr. Rangel said he had appealed to G.E. executives to make the $30 million donation to New York City schools.

G.E. had nothing to do with the City College project, he said at a July 2008 news conference in Washington. “And I didn’t send them any letter,” Mr. Rangel said, adding that he “leaned on them to help us out in the city of New York as they have throughout the country. But my point there was that I do know that the C.E.O. there is connected with the foundation.”

In an interview this month, Mr. Rangel offered a different version of events — saying he didn’t remember ever discussing it with Mr. Immelt and was unaware of the foundation’s donation until the mayor’s office called him in June, before the announcement and after Mr. Rangel had dropped his opposition to the tax break.

Asked to explain the discrepancies between his accounts, Mr. Rangel replied, “I have no idea.”

Value to Americans?

While G.E.’s declining tax rates have bolstered profits and helped the company continue paying dividends to shareholders during the economic downturn, some tax experts question what taxpayers are getting in return. Since 2002, the company has eliminated a fifth of its work force in the United States while increasing overseas employment. In that time, G.E.’s accumulated offshore profits have risen to $92 billion from $15 billion.

“That G.E. can almost set its own tax rate shows how very much we need reform,” said Representative Lloyd Doggett, Democrat of Texas, who has proposed closing many corporate tax shelters. “Our tax system should encourage job creation and investment in America and end these tax incentives for exporting jobs and dodging responsibility for the cost of securing our country.”

As the Obama administration and leaders in Congress consider proposals to revamp the corporate tax code, G.E. is well prepared to defend its interests. The company spent $4.1 million on outside lobbyists last year, including four boutique firms that specialize in tax policy.

“We are a diverse company, so there are a lot of issues that the government considers, that Congress considers, that affect our shareholders,” said Gary Sheffer, a G.E. spokesman. “So we want to be sure our voice is heard.”

lunes, 4 de abril de 2011

Revela estudio olas de tsunami en Japón alcanzaron casi 38 metros

Tokio, 4 Abr (Notimex).- Las olas del tsunami que afectó las ciudades costeras en la prefectura japonesa de Iwate después del terremoto del 11 de marzo pasado llegaron hasta los 37.9 metros de altura, indicó un estudio realizado por un investigador de la Universidad de Tokio. No obstante, la agencia japonesa de noticias Kyodo reportó que según el estudio, las olas del tsunami en el distrito de Taro, en la ciudad de Miyako, no fueron mayores que el récord nacional de 38.2 metros.

La marca corresponde a la ciudad de Ofunato, en la prefectura de Meiji Sanriku, tras el terremoto y tsunami ocurridos en 1896, según Yoshinobu Tsuji, profesor asociado del Instituto para la Investigación de Terremotos de la misma universidad.

Tsuji y su equipo comprobaron el desplazamiento de materiales a la deriva en un puerto en el distrito y encontraron que la madera desde el puerto había llegado a la pendiente de una montaña de unos 200 metros desde la costa.

Tsuji calculó la altura del tsunami de los puntos en los que varios trozos de madera fueron encontrados. El equipo también encontró camiones de bomberos y barcos de pesca arrastrados a puntos cercanos.

El equipo de Tsuji tiene previsto examinar a fondo la zona, ya que algunos restos de agua se encuentran en lugares incluso más altos que los 37.9 metros, dijo el investigador.

Según la Agencia Meteorológica de Japón, tsunamis mayores de dos metros pueden destruir casas de madera, y los edificios de hormigón pueden soportar un tsunami de un poco más de cuatro metros, pero no cuando las olas miden más de 16 metros.

NTX/RMB/SBR

Aquí un video del tsunami en Iwate: