Desde 2001 se convirtió en la ciudad más elegida para vivir; muchos jóvenes se quedaron luego de viajes estudiantiles y de turismo
Domingo 24 de abril de 2011 | Publicado en edición impresa
Un grupo de norteamericanos disfruta de la noche porteña con cerveza en un bar del barrio de Palermo. / Marcelo Gómez
Evangelina Himitian LA NACION
Algunos llegaron como turistas, otros como estudiantes y también como jubilados en su primer año sabático. Pero pronto se enamoraron de la ciudad -de su movida artística, de las comidas, de su vida nocturna y de su moneda devaluada- y decidieron echar raíces en estas tierras. Por estos días, miles de estadounidenses dejan su país para radicarse en Buenos Aires.
Estados Unidos se ubicó octavo en el ranking de nacionalidades que más solicitudes de radicación presentaron desde 2004 ante la Dirección General de Migraciones. Un dato que no es menor: seis de las nacionalidades que anteceden a los EE.UU. en el ranking corresponden a países limítrofes o de la región (Bolivia, Paraguay, Perú, Chile, Uruguay y Brasil). En tanto que China se ubicó en el cuarto puesto.
"Durante la última década, aparecieron dos nuevos polos de inmigración que atraen a los norteamericanos fuera del país: Buenos Aires y Pekín, en ese orden", asegura una investigación que dirige la antropóloga Judith Freidenberg, directora de estudios de pregrado del departamento de antropología de la Universidad de Maryland, en los Estados Unidos. Freidenberg es argentina y por estos días impulsa un trabajo sobre los nuevos imanes migratorios.
La Nacion la entrevistó en forma telefónica en su estudio, en Washington, desde donde se conecta en forma diaria con estadounidenses que viven en Buenos Aires y en Pekín.
Las mayores comunidades de norteamericanos en el exterior están en México y en Canadá, con más de dos millones cada uno, seguido por Londres y Berlín. Sin embargo, en 1999, el gobierno de los EE.UU. dejó de relevar cuántos eran los norteamericanos radicados en el exterior. Sólo se lleva un registro de quiénes trabajan para el Departamento de Estado, ya sea en las fuerzas armadas o en misiones diplomáticas.
"Antes de que se realizara el último censo, el año pasado, distintas organizaciones de expatriados en todo el mundo reclamaron ser censados; sin embargo, finalmente, se decidió excluir la recolección de esta información", explica Freidenberg. "Con lo cual, los datos se obtienen por ONG que agrupan a los inmigrantes", explica la investigadora.
Las cifras de la embajada de los Estados Unidos en la Argentina señalan que en la Capital viven unos 23.000 norteamericanos. Sin embargo, según la investigación de Freidenberg, son más de 60.000 norteamericanos en el país. En Pekín, son unos 10.000.
"Lo que ocurre es que la mayoría de ellos no tramita la nacionalidad, sino que simplemente cruza a Colonia, Uruguay, cuando se le vence el permiso de permanencia como turista. Otros, directamente no salen, porque saben que es muy poco probable que vayan a tener problemas para moverse en la ciudad por permanecer como turistas", explica la investigadora.
Este movimiento migratorio hacia Buenos Aires comenzó en los años de la poscrisis de 2001: tras la devaluación y hasta 2004, llegó la primera camada, aquellos que vinieron atraídos por el tipo de cambio, aprovechando la oportunidad para conocer. Pero, dos años después, comenzó a consolidarse la tendencia: creció la cantidad de norteamericanos que habiendo conocido la ciudad, decidieron establecerse aquí. Por eso el número de ciudadanos estadounidenses que solicitan radicarse en el país viene creciendo sistemáticamente desde 2004 a esta parte, pese a que son un porcentaje menor los que realizan este trámite.
Cuatro clases de personas
"Hay cuatro grupos principales de inmigrantes", detalla la investigadora. Primero, los jóvenes que llegan como parte de un plan de intercambio estudiantil y deciden quedarse. Muchos de ellos reciben dinero de sus familias en el exterior y al multiplicar ese ingreso por cuatro, más algún ingreso adicional que consiguen dando clases de inglés, pueden sobrevivir sin problemas.
El segundo grupo es similar en edad: vienen a hacer una experiencia de vida o a tomar un año sabático. Estudiaron español en la universidad y leyeron cientos de artículos sobre lo maravilloso que es Buenos Aires. San Telmo y Palermo son las zonas más elegidas por este grupo y ellos suelen trabajar en call centers operados desde la Argentina para la atención al cliente en países de habla inglesa.
"El tercer grupo corresponde a profesionales de entre 35 y 45 años que quedaron varados por la recesión en los EE.UU. y que descubren que su título cotiza mejor en la Argentina", explica Freidenberg. Muchos de ellos consiguen puestos en multinacionales o se lanzaron a invertir con un emprendimiento de menor escala en el mercado local.
El último grupo que distingue la investigadora corresponde a jubilados norteamericanos. Personas de más de 65, de clase media. "Significa que pueden convertir su casa y auto en capital para comprar lo mismo en Buenos Aires. Pero saben que con el dinero de su jubilación en dólares pueden tener un mejor nivel de vida en la Argentina que en los EE.UU.", explica la investigadora.
CLAVES
60.000
Son los norteamericanos que residen hoy en la ciudad, según una investigación. La embajada norteamericana en la Argentina calcula que son 23.000.
Octavo
Ese es el puesto que ocupan los norteamericanos en el ranking de nacionalidades que más solicitudes de radicación presentaron desde 2004.
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