domingo, 24 de abril de 2011

Sangriento día de protesta y represión en Siria: hay más de 80 muertos

22/04/11 - 21:20

Las fuerzas de seguridad y francotiradores dispararon contra la multitud que, en varias ciudades, salió a protestar contra el régimen de Bachir Assad.


Más de 80 personas murieron hoy en Siria en una brutal represión de las protestas en contra del régimen del presidente Bashar al Assad, en las que participaron más de 100.000 personas en todo el país.

Según las cifras de Amnistía Internacional, este viernes fue el día más sangriento desde que estallaron las protestas hace cinco semanas. Y precisamente, en el día más trágico, las calles del país se vieron colmadas de una cantidad nunca vista de ciudadanos.

En la ciudad de Asraa, en el sur del país, murieron 18 manifestantes por el fuego abierto por francotiradores apostados en los techos de la ciudad. Otras 16 muertes se registraron en la ciudad de Homs y siete personas murieron en las protestas en la capital del país, Damasco. El resto de las víctimas fueron registradas en otras ciudades. Las organizaciones de derechos humanos aseguraron que las cifras habían sido confirmadas por fuentes hospitalarias.

La represión hizo que quedara en el olvido la medida tomada este jueves por el presidente, la anulación del estado de emergencia vigente desde 1963. Lo mismo sucedió con otros pasos de reforma dados recientemente, como la abolición del Tribunal de Seguridad de Estado y la anulación de la prohibición a las protestas siempre y cuando estén aprobadas por el Ministerio del Interior.

Además de las víctimas fatales, la represión dejó a numerosos manifestantes heridos. Los activistas contaron 100 heridos en Homs mientras obtenían informaciones de otras localidades en las que había más personas afectadas.

A juzgar por los testimonios de la población, en todos aquellos lugares en los que se registraron muertos, el operativo fue el mismo: "Había francotiradores apostados en los edificios", relató un activista. Los disparos fueron producidos por fuerzas policiales en uniforme, pero además por francotiradores de civil que disparaban desde los techos arbitrariamente a la multitud para generar pánico y temor.

Una testigo contó a la emisora BBC que en la ciudad de Homs había tantos heridos que los médicos improvisaron lugares para atender en las calles de la ciudad. Los medios del régimen se refirieron a los francotiradores como hombres "armados no identificados" y dijeron que muchos de ellos fueron detenidos por las fuerzas de seguridad, según la agencia oficial Sana.

Muchos manifestantes exigían además la liberación de los prisioneros políticos que hasta el momento no se han visto beneficiados por las reformas del presidente.

En Damasco, las fuerzas de seguridad hicieron uso de gas lacrimógeno para dispersar las manifestaciones que querían avanzar desde los suburbios hasta el centro de la ciudad, indicó un testigo.

La brutalidad con la que han actuado las fuerzas de seguridad desde que estallaron las protestas radicalizaron la postura de los manifestantes, que si en un primer momento pedían reformas y libertades, hoy exigieron la dimisión del presidente y un cambio de régimen.

Esta radicalización también se vio reflejada en la protesta de Damasco, por ejemplo, en la que muchos manifestantes descargaron su violencia en símbolos del régimen: voltearon la estatua de Hafis Assad, padre del actual presidente, y le dieron patadas.

El golpe de 1963 de Hafis Assad fue el que sentó la piedra fundamental del actual régimen familiar. Según observadores, son imágenes que hubiesen sido impensables hace cuatro semanas.

Los organizadores de las protestas habían instado a los manifestantes en Facebook a "llevar eslóganes que sean contundentes a la hora de expresar las demandas justas acuñadas por la revolución". A su vez, llamaron a documentar sus pasos "con imágenes y videos" que tuvieran una buena resolución.

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