jueves, 18 de noviembre de 2010

Dos países caídos en desgracia, que antes eran “modelos”

18/11/10 - 01:00 | Clarin

IRLANDA.

La misión de la Unión Europea y del FMI que aterriza hoy en Dublin viaja con una manguera para apagar lo que cree un incendio inevitable si Irlanda no acepta la “ayuda” que van a ofrecerle a un país al que hace tres años veían como otro “milagro” neoliberal, igual que Islandia o, en 1997, los “tigres asiáticos”, justo antes de que éstos tambalearan.
Irlanda siguió las recetas de los 90 (Estado chico, pocos impuestos, apertura al capital extranjero, especulación financiera) y la crisis estalló en 2008.
En parte, porque la riqueza acumulada se volcó a la especulación inmobiliaria: se cree que un 20% del eufórico pero de corta vida crecimiento irlandés se asoció al sector residencial. Y en parte porque el Estado, desfondado, debió hacerse cargo de pérdidas bancarias. Se calcula que ese costo llega a 55 mil millones de euros.
Con todo, ayer el ministro de Finanzas, Brian Lenihan, dijo que el sistema bancario irlandés no tiene “dificultades graves”. Irlanda, se cree, se niega a aceptar ayuda pero en el fondo aspira a conseguir mejores condiciones agitando el fantasma del contagio. Sus bonos caen (porque los acreedores creen que puede caer en default, y encarecen la sobre tasa por “riesgo país”) y arrastran a los de Portugal o Grecia. El déficit fiscal, por el costo bancario y los recortes impositivos, llega a 32% de su PBI.


ISLANDIA.

Islandia es un pequeño país que no es socio de la Unión Europea y también era presentado hace poco como un milagro. En rigor, su mejor momento fue antes de las reformas neoliberales, cuando fue un modelo de décadas de cohesión social y buenos indicadores de vida.
A fines de la década pasada, abrió sin resguardos su sector financiero y privatizó casi toda su banca. Llegaron capitales financieros, se permitió la operatoria de “hedge funds” (los fondos más riesgosos y especulativos) e inclusive grupos bancarios locales empezaron a expandirse por Europa. Había tanta riqueza que un ejecutivo de la Mercedes Benz llegó a decir que veía más autos de lujo de su empresa en Reykjavik que en toda Suecia.
En 2008 llegó la crisis y se nacionalizaron bancos. Hubo roces con Inglaterra porque varios bancos y ahorristas británicos tenían algunas fichas puestas en la isla. El ministro de Finanzas, Arni Mathiesen, reconoció entonces que el sistema bancario de Islanda había llegado a ser “peor que un juego de Las Vegas”. Hubo una gran recesión y el Estado (igual que Irlanda, desfondado por rebajas impositivas) agravó más las cosas por una política monetaria restrictiva. La crisis hizo caer antes de cumplir el mandato al gobierno conservador y asumió un gobierno formado por una alianza entre la socialdemocracia y los verdes, con Jóhanna Siguröardóttir al frente.

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