viernes, 20 de mayo de 2011

Pueblo mexicano se le planta firme al narcotráfico





Enmascarados y armados con rifles, los hombres de este pueblo de montaña hacen guardia junto a barricadas de neumáticos y bolsas de arena, decididos a frenar a leñadores ilegales apoyados por el narcotráfico. Con tal de defender su estilo de vida, libran una batalla inédita contra el reino de terror de los carteles de las drogas de México.


Los indígenas purépecha de este pueblo rodeado de montañas, bosques de pino y zonas de cultivo decidieron hacerse cargo de la seguridad el mes pasado, después de que los leñadores, que según los residentes del lugar están apoyados por secuaces del narcotráfico y por la policía local, mataron a dos lugareños e hirieron a varios más.

"Aquí no hay miedo", declaró un joven con un pañuelo tapándole el rostro y una gorra de béisbol. "Estamos jugando al Goliat contra David porque le estamos haciendo frente al crimen organizado, que no es un elemento menor".

Casi todos los residentes de este pueblo de 16.000 habitantes del estado sudoccidental de Michoacán hablaron con la prensa a condición de no ser identificados por razones de seguridad.

Este tipo de rebeliones son bastante frecuentes en las comunidades indígenas de México, cuyos habitantes exigen mayor autonomía y acusan al gobierno de corrupción y de ignorar sus necesidades. Desde la rebelión zapatista de la década de 1990, muchos pueblos de Chiapas son comunidades casi autónomas, que manejan su propia seguridad.

La rebelión de Cherán es uno de los pocos ejemplos de un pueblo que se levanta contra los carteles desde que el presidente Felipe Calderón lanzó una ofensiva contra el crimen organizado, desatando una ola de violencia en la que murieron al menos 35.000 personas. La mayoría de los mexicanos están demasiado asustados como para hacerle frente al narcotráfico, que ha aterrorizado a la nación con asesinatos en masa y decapitaciones. Algunos pueblos fueron prácticamente abandonados por sus residentes ante la llegada de los narcotraficantes.

El levantamiento hizo que el gobierno nacional enviase soldados y agentes de la policía federal para patrullar los alrededores del pueblo.

La tala ilegal de árboles ha afectado miles de hectáreas y dejado a los purépecha sin madera para sus viviendas, sin medicinas tradicionales y sin poder recolectar resina. Hace menos de dos años, los leñadores comenzaron a aparecerse en caravanas, con individuos armados que los residentes creen pertenecen a La Familia, un cartel de Michoacán.

"La Familia es el grupo que tiene la mayor presencia en la zona. Todo parece indicar que serían ellos, pero no lo podemos afirmar", manifestó David Pena, abogado que ha representado a la comunidad en gestiones ante el gobierno nacional en busca de protección.

Se cree que los leñadores le pagan a elementos del narcotráfico por protección.

Las disputas por los árboles, entre quienes quieren talar indiscriminadamente y quienes dependen de los productos del bosque, han sido una fuente de conflicto en el sudoeste de México por mucho tiempo. El gobierno federal intensificó sus esfuerzos para prevenir la deforestación, realizando redadas y cerrando aserraderos ilegales.

Pero los leñadores se han tornado cada vez más violentos al aliarse con los carteles de las drogas, según Rupert Knox, quien hace investigaciones en México para Amnistía Internacional y ha estudiado la crisis en Cherán.

"La tala ilegal va de la mano con las actividades de las bandas delictivas. Se han metido en ese ámbito y lo controlan con extrema brutalidad y con funcionarios locales corruptos", expresó Knox.

La animosidad estalló en Cherán cuando unos lugareños capturaron a cinco leñadores ilegales que se disponían a llevarse unos árboles el 15 de abril. Dos horas después apareció en el pueblo una caravana de hombres armados para liberar a los detenidos, acompañada por policías de la zona, según Pena y Amnistía Internacional. Un residente recibió un balazo en la cabeza y permanece en estado de coma. Pero los lugareños, mucho más numerosos, lograron ahuyentar a los pistoleros.

En una aparente represalia, los leñadores mataron a tiros a dos habitantes de Cherán e hicieron a otros cuatro que patrullaban el bosque el 27 de abril, de acuerdo con denuncias.

Furiosos, los residentes de Cherán tomaron el cuartel policial y se apoderaron de 18 armas. Levantaron barricadas, con bolsas de arena y neumáticos, cubiertos por carpas. Jóvenes con rifles evitan que la gente salga del pueblo e interrogan a todo aquél que quiere ingresar.

"Queremos paz y seguridad", dice un cartel junto a una barricada.

Se suspendieron las clases en las más de 20 escuelas del pueblo, que atraen alumnos de comunidades vecinas porque se enseña en español y en purépeche. Los menores pasan el tiempo en las barricadas, con los rostros cubiertos por pañuelos, fingiendo que patrullan la zona con armas de plástico.

"Todo está paralizado por temor a que esta organización criminal pudiera atentar contra los niños", declaró un individuo con un pañuelo en el rostro y una gorra negra.

La policía municipal se disolvió. El mayor Roberto Bautista Chapina reportó el robo de armas, pero se mantuvo al margen de las disputas, para no aumentar las tensiones. Dijo que los residentes atacaron al jefe de la estación policial y se llevaron su pistola.

Líderes comunitarios y representantes de la Secretaría del Interior se reunieron el 17 de mayo en la capital estatal de Morelia y acordaron un plan de seguridad a largo plazo, según Pena. El gobierno prometió instalar dos bases afuera del pueblo a las que enviará soldados y policías estatales y federales, que patrullarán la zona y se reunirán semanalmente con líderes comunitarios. Los residentes podrán seguir haciendo tareas de vigilancia dentro del pueblo.

La tala ilegal ha afectado el 80% de las 18.000 hectáreas de árboles que hay en Cherán, indicó Pena.

Cherán lucha por preservar su estilo de vida. Más del 40% de sus residentes emigraron a Estados Unidos, según el gobierno, y las remesas son hoy la principal fuente de ingresos, superior incluso a la agricultura y la venta de resina.

Los lugareños tratan de preservar sus tradiciones. Muchos viven en cabañas de madera con techos de tejas rojas. Las mujeres lucen atuendos tradicionales, incluidas coloridas polleras y blusas.

Los hombres de Cherán dicen que no van a ceder.

"La lucha no es de un mes o de un año. Es de toda la vida", dijo el individuo con la gorra negra. "No creemos que puede haber una solución pronta".

Agregó que espera que otras comunidades se levanten contra el crimen organizado.

"Creemos que es difícil pero no imposible", expresó. "Si en este momento iniciaron aquí en Cherán, talando los montes, pues van a continuar con otras comunidades. Y si no se organizan las comunidades, pues al final van a estar destruyendo todo lo que para nosotros es vida".

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Olson informó desde la Ciudad de México. La reportera de AP Lauren Villagrán colaboró también desde la capital.

domingo, 8 de mayo de 2011

NASA comprueba teoría de la relatividad de Einstein


MÉXICO, D.F., mayo 5 (EL UNIVERSAL).- La misión Gravity Probe B (GP-B) de la Agencia Espacial estadounidense (NASA, por sus siglas en inglés) comprobó dos predicciones de la teoría general de la relatividad de Albert Einstein.

Luego de 50 años de haberse concebido el experimento, la nave que costó 760 millones de dólares, demostró que la gravedad se produce cuando la masa curva el espacio y el tiempo, denominado el efecto geodésico, así como el efecto de torsión por arrastre que indica la torsión que se produce en el espacio-tiempo debido a la rotación de los cuerpos.

"GP-B determinó ambos efectos con una precisión que no se esperaba al apuntar a la estrella IM Pegasi, mientras orbitaba a la Tierra. Si la gravedad no afectara al espacio y al tiempo, los giroscopios del GP-B se hubieran dirigido a la misma dirección sin importar en que sitio de la órbita se encontrara. Pero se confirmaron las teorías de Einstein, los giroscopios lograron medir los cambios en la dirección de su rotación mientras la gravedad de la Tierra los empujaba", publicó en su portal la NASA.

"Imaginen a la Tierra como si estuviera inmersa en miel. Conforme el planeta rota, la miel alrededor de él se arremolinaría, esto es lo mismo que pasa con el espacio y el tiempo. El GP-B confirmó dos de las más importantes predicciones que hizo Einstein sobre el Universo e impactarán en la investigación futura de la astrofísica, de la misma forma como ha aportado a la ciencia las innovaciones tecnológicas detrás de la misión que van de la tecnología GPS a la mejora de los aparatos de satélites terrestres", dijo Francis Everitt, investigador principal del proyecto GP-B de la Universidad de Stanford.

¿Cómo lo logró?

El Gravity Probe B cuenta con cuatro giroscopios. Un giroscopio es una rueda o una parte mecánica de un aparato circular que gira en torno a un eje que pasa por su centro y que, una vez iniciado el movimiento, tiende a resistir los cambios en su orientación.

Los giroscopios del GP-B seguían el movimiento de la Tierra, a la vez que comparaban la alineación de sus ejes de rotación con la dirección a la estrella IM Pegasi, que servía de referencia.

Cuando la sonda se encontró en la órbita polar ocurrió el efecto geodésico pues se movieron dos ejes de norte al sur, así como el efecto de torsión al moverse de este a oeste.

Los giroscopios giran a cinco mil revoluciones por minuto y están construidos por cuarzo. Su tamaño es el de pelotas de ping pong cubiertas con superconductores de niobio para producir un campo magnético a lo largo de sus ejes.

Sin embargo, existen imperfecciones electrostáticas en los giroscopios, a pesar de la perfección esférica de éstos, por lo que los científicos pasaron cinco años en hacer los ajustes necesarios para obtener los datos que buscaban, publicó la revista científica Science.

Debido a esto, algunos científicos desconfían de que las correcciones se hayan hecho apropiadamente, pues lo consideran como un error sistemático que afecta por completo al experimento.

Los resultados del GP-B se publicaran en la edición online del Journal Physical Review Letters.

MARLEY & DIEZ MAS

Un caño

El miércoles se cumple el 30° aniversario de la muerte de Bob Marley, fana del fútbol y jugador de alto vuelo. Se lesionó jugando y de la herida brotó un cáncer que lo mató. Hoy, es leyenda.




Mariano Murphy mmurphy@ole.com.ar - Andrés Bernoldi abernoldi@ole.com.ar

/| 08-05-2011

Cuando Bob Marley murió a los 36 años, fue enterrado con unos brotes de cannabis, su guitarra Gibson Les Paul, la biblia del movimiento rasta y una pelota. Cosa de fumón: el tipo que no hizo ni una sola mención al fútbol en sus canciones, el tipo que nunca hubiera pasado un control antidoping, el tipo que nació en un país que figura arriba en los rankings de pobreza y abajo en los rankings FIFA, fue un fanático del fútbol.

El libro “Bob Marley: Songs of Freedom” cuenta que durante las grabaciones, y hasta en los instantes previos a los conciertos, Marley descargaba tensiones jugando a la pelota. Con su banda, The Wailers, solía armar porros y fulbitos en los hoteles. Era tan fanático que el micro que lo transportaba en las giras estaba equipado con una tele para ver los partidos. Incluso, tuvo de manager a una de las máximas glorias del fútbol jamaiquino: Alan Skill Cole. Cole fue el primer hombre nacido en la isla que jugó en Brasil, cuando firmó para el Náutico en los 70. En julio de 2007, estuvo preso por tenencia (no tenencia de pelota, sino de marihuana). Hoy, a los 60 años, le cuenta a Olé : “A Bob le gustaba ser centrodelantero o volante creativo. Una vez jugamos juntos en el National Stadium de Jamaica y para él fue cumplir un sueño. Incluso en la entrada del estadio se levantó una estatua en su honor”.

One love.

El Boys Town FC es un club de Jamaica. Camiseta roja. Futuro negro. Está en una de las zonas más marginales de la capital. Tiene tres títulos de la Liga local, apenas una tribunita en su estadio y 75 seguidores en Facebook. Bob Marley fue hincha de este club ubicado en Trenchtown. Allí se crió entre chicos que antes que ser futbolistas sueñan con ser atletas olímpicos como Usain Bolt o, al menos, con correr más rápido que la Policía. Sin embargo, él creció persiguiendo una número cinco. ¿Cómo puede ser que en un país como Jamaica, donde el fútbol es semiprofesional, le hubiera gustado tanto este deporte? “Será por los genes de mi padre”, solía decir. Claro, su padre fue un capitán de navío inglés. Se llamaba Norval Sinclair Marley y tenía 50 años cuando dejó embarazada a Cedella, una joven negra de 18. La relación duró menos que un faso en las manos del joven Bob. Así, creció sin papá, en un ghetto, rodeado de miseria. Sus biografías cuentan que cuando no estaba trompeándose en las calles, jugaba a la pelota o cantaba. “No sé qué le gustaba más, si la música o el fútbol”, dijo alguna vez Carl Brown, ex integrante de la selección jamaiquina entre los años 70 y 80.

Alan Skill Cole, por su parte, cuenta que Marley fue un admirador del fútbol brasileño y que Pelé fue su gran ídolo. Es que su muerte en 1981 lo privó de ver a ese otro artista que barrió con la música de su tiempo: el Diego. ¿Cuántas paredes hubieran tirado estos dos volantes creativos? ¿Cuántos barriletes cósmicos hubieran remontado? Reggae y regate.

No hay dudas: como al propio Diego, a Marley también le hubieran cortado las piernas en un antidoping: la mayor parte de su vida la pasó fumando marihuana. La otra, la dedicó nada menos que a revolucionar la música. Entre tanto, tuvo tiempo para hacerse los dreadlocks, abrazar la religión rastafari y abrazar una infinidad de mujeres: desde su esposa oficial, la jamaiquina Rita Anderson, hasta la Miss Mundo Cindy Breakspeare, pasando por la campeona caribeña de ping pong, Anita Bellnavis. Y tanto amor desparramó que tuvo hijos como para armar un picadito de fútbol: 14. Todo en Marley es así, desaforado: mujeres, hijos, hits, goles. Ahí están One love, No woman no cry, Redemption song y tantos otros himnos. Ahí está el gol que hace en Brasil. Es 1980. El cantante visita Río de Janeiro. Las crónicas del viaje cuentan que, alojado en el Copacabana Place, lo primero que quiere conocer de la Cidade Maravillosa es la favela Rocinha. También recorre las casas de deportes. Busca camisetas de fútbol, pero la camiseta con la que siempre soñó la consigue en un picadito. Se juega en lo del cantautor brasileño Chico Buarque. Marley integra el equipo con Junior Marvin (guitarrista de The Wailers), el cantante brasileño Toquinho, el propio Buarque, Jacob Miller (otro exponente del reggae que fallecería días después) y Paulo César Cajú, integrante del Brasil campeón en México 70. Lindo equipito para tocar. En la cancha y sobre el escenario. Marley hace un gol. Ganan 3-0. Al final, Cajú le regala la 10 del Santos, la de Pelé. O’ Rei.

I Shot de Sheriff.

Marley gambetea en la cancha y gambetea a la muerte. Son los 70. El jamaiquino ya dejó de ser un negrito de melena llamativa para convertirse en alguien peligroso. No es un rockstar egocéntrico pasado de alcohol y de crack. Es algo peor: un mestizo tercermundista que habla de paz y de liberación. Y a los muchachos de la CIA se les atragantan las rosquillas. Así, lo incluyen en su lista de mala fe: pasa a ser vigilado, considerado un factor desestabilizador en todo el Caribe. En 1976, a dos días de dar un recital por la paz, le declaran la guerra: sufre un atentado en su casa de Jamaica. La balacera le peina las rastas. Poco le importa. Igual sube al escenario y ante 80 mil personas levanta su remera para mostrar las heridas. Y se ríe. Se ríe mucho. Que la sigan fumando.

Get Up, Stand Up.

Paradójico, es jugando al fútbol que Marley no podrá gambetear a la muerte. Todo comienza en abril del 77. En Inglaterra. Durante un partido le pisan el dedo gordo del pie derecho. El dedo le queda destrozado. Los médicos le detectan una forma de melanoma maligno. Le aconsejan que ese dedo debe ser amputado. Marley se niega. Tres años después, el 20 septiembre de 1980, visita Nueva York. Ya es el rey. Vive en el hotel Essex House al Sur del Central Park. El tipo que dormía en un ghetto despierta en la cima del mundo. Y una mañana sale a correr. Pero cae al suelo, desplomado. El cáncer ha avanzado al cerebro, pulmones, hígado. Le dan un mes de vida. No más. Consumido, viaja a Alemania a hacerse atender por un ex médico de la SS. Mejora. Le crece el pelo y hasta vuelve a jugar. Al tiempo cae otra vez. Ya no habrá recuperación. Sólo un deseo: morir en Jamaica. Se toma un avión, pero está grave y en Miami lo atienden de urgencia. Al morir allí, en el hospital Cedar Sinai hace 30 años (se cumplen el 11 de mayo), Marley deja la más maravillosa obra del reggae y a nueve mujeres disputándose su herencia. Entre el desconcierto, los llantos y la primicia mundial, es llevado a Jamaica. La multitud más grande en la historia del Caribe acompaña el cuerpo. Hoy descansa ahí con una pelota. Cosa de genio.

By Tim Fernholz and Jim Tankersley
National Journal

The most expensive public enemy in American history died Sunday from two bullets.

As we mark Osama bin Laden's death, what's striking is how much he cost our nation—and how little we've gained from our fight against him. By conservative estimates, bin Laden cost the United States at least $3 trillion over the past 15 years, counting the disruptions he wrought on the domestic economy, the wars and heightened security triggered by the terrorist attacks he engineered, and the direct efforts to hunt him down.

What do we have to show for that tab? Two wars that continue to occupy 150,000 troops and tie up a quarter of our defense budget; a bloated homeland-security apparatus that has at times pushed the bounds of civil liberty; soaring oil prices partially attributable to the global war on bin Laden's terrorist network; and a chunk of our mounting national debt, which threatens to hobble the economy unless lawmakers compromise on an unprecedented deficit-reduction deal.

All of that has not given us, at least not yet, anything close to the social or economic advancements produced by the battles against America's costliest past enemies. Defeating the Confederate army brought the end of slavery and a wave of standardization—in railroad gauges and shoe sizes, for example—that paved the way for a truly national economy. Vanquishing Adolf Hitler ended the Great Depression and ushered in a period of booming prosperity and hegemony. Even the massive military escalation that marked the Cold War standoff against Joseph Stalin and his Russian successors produced landmark technological breakthroughs that revolutionized the economy.

Perhaps the biggest economic silver lining from our bin Laden spending, if there is one, is the accelerated development of unmanned aircraft. That's our $3 trillion windfall, so far: Predator drones. "We have spent a huge amount of money which has not had much effect on the strengthening of our military, and has had a very weak impact on our economy," says Linda Bilmes, a lecturer at Harvard University's John F. Kennedy School of Government who coauthored a book on the costs of the Iraq and Afghanistan wars with Nobel Prize-winning economist Joseph Stiglitz.

(TIMELINE: Obama's big secret. When he knew about bin Laden (and we didn't)

Certainly, in the course of the fight against bin Laden, the United States escaped another truly catastrophic attack on our soil. Al-Qaida, though not destroyed, has been badly hobbled. "We proved that we value our security enough to incur some pretty substantial economic costs en route to protecting it," says Michael O'Hanlon, a national-security analyst at the Brookings Institution.

But that willingness may have given bin Laden exactly what he wanted. While the terrorist leader began his war against the United States believing it to be a "paper tiger" that would not fight, by 2004 he had already shifted his strategic aims, explicitly comparing the U.S. fight to the Afghan incursion that helped bankrupt the Soviet Union during the Cold War. "We are continuing this policy in bleeding America to the point of bankruptcy," bin Laden said in a taped statement. Only the smallest sign of al-Qaida would "make generals race there to cause America to suffer human, economic, and political losses without their achieving anything of note other than some benefits for their private corporations." Considering that we've spent one-fifth of a year's gross domestic product—more than the entire 2008 budget of the United States government—responding to his 2001 attacks, he may have been onto something.

THE SCORECARD

Other enemies throughout history have extracted higher gross costs, in blood and in treasure, from the United States. The Civil War and World War II produced higher casualties and consumed larger shares of our economic output. As an economic burden, the Civil War was America's worst cataclysm relative to the size of the economy. The nonpartisan Congressional Research Service estimates that the Union and Confederate armies combined to spend $80 million, in today's dollars, fighting each other. That number might seem low, but economic historians who study the war say the total financial cost was exponentially higher: more like $280 billion in today's dollars when you factor in disruptions to trade and capital flows, along with the killing of 3 to 4 percent of the population. The war "cost about double the gross national product of the United States in 1860," says John Majewski, who chairs the history department at the University of California (Santa Barbara). "From that perspective, the war on terror isn't going to compare."

On the other hand, these earlier conflicts—for all their human cost—also furnished major benefits to the U.S. economy. After entering the Civil War as a loose collection of regional economies, America emerged with the foundation for truly national commerce; the first standardized railroad system sprouted from coast to coast, carrying goods across the union; and textile mills began migrating from the Northeast to the South in search of cheaper labor, including former slaves who had joined the workforce. The fighting itself sped up the mechanization of American agriculture: As farmers flocked to the battlefield, the workers left behind adopted new technologies to keep harvests rolling in with less labor.

(UPDATED: New pictures from bin Laden's Pakistani hideout)

World War II defense spending cost $4.4 trillion. At its peak, it sucked up nearly 40 percent of GDP, according to the Congressional Research Service. It was an unprecedented national mobilization, says Chris Hellman, a defense budget analyst at the National Priorities Project. One in 10 Americans—some 12 million people—donned a uniform during the war.

But the payoff was immense. The war machine that revved up to defeat Germany and Japan powered the U.S. out of the Great Depression and into an unparalleled stretch of postwar growth. Jet engines and nuclear power spread into everyday lives. A new global economic order—forged at Bretton Woods, N.H., by the Allies in the waning days of the war—opened a floodgate of benefits through international trade. Returning soldiers dramatically improved the nation's skills and education level, thanks to the GI Bill, and they produced a baby boom that would vastly expand the workforce.

U.S. military spending totaled nearly $19 trillion throughout the four-plus decades of Cold War that ensued, as the nation escalated an arms race with the Soviet Union. Such a huge infusion of cash for weapons research spilled over to revolutionize civilian life, yielding quantum leaps in supercomputing and satellite technology, not to mention the advent of the Internet.

Unlike any of those conflicts, the wars we are fighting today were kick-started by a single man. While it is hard to imagine World War II without Hitler, that conflict pitted nations against each other. (Anyway, much of the cost to the United States came from the war in the Pacific.) And it's absurd to pin the Civil War, World War I, or the Cold War on any single individual. Bin Laden's mystique (and his place on the FBI's most-wanted list) made him—and the wars he drew us into—unique.

By any measure, bin Laden inflicted a steep toll on America. His 1998 bombing of U.S. embassies in Africa caused Washington to quadruple spending on diplomatic security worldwide the following year—and to expand it from $172 million to $2.2 billion over the next decade. The 2000 bombing of the USS Cole caused $250 million in damages.

(FALLOUT: U.S. Pakistani relations strained like never before)

Al-Qaida's assault against the United States on September 11, 2001, was the highest-priced disaster in U.S. history. Economists estimate that the combined attacks cost the economy $50 billion to $100 billion in lost activity and growth, or about 0.5 percent to 1 percent of GDP, and caused about $25 billion in property damage. The stock market plunged and was still down nearly 13 percentage points a year later, although it has more than made up the value since.

The greater expense we can attribute to bin Laden comes from policymakers' response to 9/11. The invasion of Afghanistan was clearly a reaction to al-Qaida's attacks. It is unlikely that the Bush administration would have invaded Iraq if 9/11 had not ushered in a debate about Islamic extremism and weapons of mass destruction. Those two wars grew into a comprehensive counterinsurgency campaign that cost $1.4 trillion in the past decade—and will cost hundreds of billions more. The government borrowed the money for those wars, adding hundreds of billions in interest charges to the U.S. debt.

Spending on Iraq and Afghanistan peaked at 4.8 percent of GDP in 2008, nowhere near the level of economic mobilization in some past conflicts but still more than the entire federal deficit that year. "It's a much more verdant, prosperous, peaceful world than it was 60 years ago," and nations spend proportionally far less on their militaries today, says S. Brock Blomberg, a professor at Claremont McKenna College in California who specializes in the economics of terrorism. "So as bad as bin Laden is, he's not nearly as bad as Hitler, Mussolini, [and] the rest of them."

Yet bin Laden produced a ripple effect. The Iraq and Afghanistan wars have created a world in which even non-war-related defense spending has grown by 50 percent since 2001. As the U.S. military adopted counterinsurgency doctrine to fight guerrilla wars, it also continued to increase its ability to fight conventional battles, boosting spending for weapons from national-missile defense and fighter jets to tanks and long-range bombers. Then there were large spending increases following the overhaul of America's intelligence agencies and homeland-security programs. Those transformations cost at least another $1 trillion, if not more, budget analysts say, though the exact cost is still unknown. Because much of that spending is classified or spread among agencies with multiple missions, a breakdown is nearly impossible.

It's similarly difficult to assess the opportunity cost of the post-9/11 wars—the kinds of productive investments of fiscal and human resources that we might have made had we not been focused on combating terrorism through counterinsurgency. Blomberg says that the response to the attacks has essentially wiped out the "peace dividend" that the United States began to reap when the Cold War ended. After a decade of buying fewer guns and more butter, we suddenly ramped up our gun spending again, with borrowed money.

The price of the war-fighting and security responses to bin Laden account for more than 15 percent of the national debt incurred in the last decade—a debt that is changing the way our military leaders perceive risk. "Our national debt is our biggest national-security threat," Adm. Mike Mullen, chairman of the Joint Chiefs of Staff, told reporters last June.

All of those costs, totaled together, reach at least $3 trillion. And that's just the cautious estimate. Stiglitz and Bilmes believe that the Iraq conflict alone cost that much. They peg the total economic costs of both wars at $4 trillion to $6 trillion, Bilmes says. That includes fallout from the sharp increase in oil prices since 2003, which is largely attributable to growing demand from developing countries and current unrest in the Middle East but was also spurred in some part by the Iraq and Afghanistan conflicts. Bilmes and Stiglitz also count part of the 2008 financial crisis among the costs, theorizing that oil price hikes injected liquidity in global economies battling slowdowns in growth—and that helped push up housing prices and contributed to the bubble.

Most important, the fight against bin Laden has not produced the benefits that accompanied previous conflicts. The military escalation of the past 10 years did not stimulate the economy as the war effort did in the 1940s—with the exception of a few large defense contractors—in large part because today's operations spend far less on soldiers and far more on fuel. Meanwhile, our national-security spending no longer drives innovation. The experts who spoke with National Journal could name only a few advancements spawned by the fight against bin Laden, including Predator drones and improved backup systems to protect information technology from a terrorist attack or other disaster. "The spin-off effects of military technology were demonstrably more apparent in the '40s and '50s and '60s," says Gordon Adams, a national-security expert at American Univeristy.

Another reason that so little economic benefit has come from this war is that it has produced less—not more—stability around the world. Stable countries, with functioning markets governed by the rule of law, make better trading partners; it's easier to start a business, or tap national resources, or develop new products in times of tranquility than in times of strife. "If you can successfully pursue a military campaign and bring stability at the end of it, there is an economic benefit," says economic historian Joshua Goldstein of the University of Massachusetts. "If we stabilized Libya, that would have an economic benefit."

Even the psychological boost from bin Laden's death seems muted by historical standards. Imagine the emancipation of the slaves. Victory over the Axis powers gave Americans a sense of euphoria and limitless possibility. O'Hanlon says, "I take no great satisfaction in his death because I'm still amazed at the devastation and how high a burden he placed on us." It is "more like a relief than a joy that I feel." Majewski adds, "Even in a conflict like the Civil War or World War II, there's a sense of tragedy but of triumph, too. But the war on terror … it's hard to see what we get out of it, technologically or institutionally."

BIN LADEN'S LEGACY

What we are left with, after bin Laden, is a lingering bill that was exacerbated by decisions made in a decade-long campaign against him. We borrowed money to finance the war on terrorism rather than diverting other national-security funding or raising taxes. We expanded combat operations to Iraq before stabilizing Afghanistan, which in turn led to the recent reescalation of the American commitment there. We tolerated an unsupervised national-security apparatus, allowing it to grow so inefficient that, as The Washington Post reported in a major investigation last year, 1,271 different government institutions are charged with counterterrorism missions (51 alone track terrorism financing), which produce some 50,000 intelligence reports each year, many of which are simply not read.

We have also shelled out billions of dollars in reconstruction funding and walking-around money for soldiers, with little idea of whether it has even helped foreigners, much less the United States; independent investigations suggest as much as $23 billion is unaccounted for in Iraq alone. "We can't account for where any of it goes—that's the great tragedy in all of this," Hellman says. "The Pentagon cannot now and has never passed an audit—and, to me, that's just criminal."

It's worth repeating that the actual cost of bin Laden's September 11 attacks was between $50 billion and $100 billion. That number could have been higher, says Adam Rose, coordinator for economics at the University of Southern California's National Center for Risk and Economic Analysis of Terrorism Events, but for the resilience of the U.S. economy and the quick response of policymakers to inject liquidity and stimulate consumer spending. But the cost could also have been much lower, he says, if consumers hadn't paid a fear premium—shying away from air travel and tourism in the aftermath of the attacks. "Ironically," he says, "we as Americans had more to do with the bottom-line outcome than the terrorist attack itself, on both the positive side and the negative side."

The same is true of the nation's decision, for so many reasons, to spend at least $3 trillion responding to bin Laden's attacks. More than actual security, we bought a sense of action in the face of what felt like an existential threat. We staved off another attack on domestic soil. Our debt load was creeping up already, thanks to the early waves stages of baby-boomer retirements, but we also hastened a fiscal mess that has begun, in time, to fulfill bin Laden's vision of a bankrupt America. If left unchecked, our current rate of deficit spending would add $9 trillion to the national debt over the next decade. That's three Osamas, right there.

Although Bin Laden is buried in the sea, other Islamist extremists are already vying to take his place. In time, new enemies, foreign and domestic, will rise to challenge America. What they will cost us, far more than we realize, is our choice.

Visit National Journal for more political news.

Osama Bin Laden's killing in Pakistan lawful, says US


The US attorney general has said al-Qaeda leader Osama Bin Laden was a lawful military target whose killing was "an act of national self-defence".

Eric Holder told a Senate committee that Bin Laden had made no attempt to surrender.

The US has acknowledged that Bin Laden was unarmed when shot dead in Monday's raid by US special forces in Pakistan.

Meanwhile, the White House has decided not to release photos of the dead Bin Laden.

Two couriers and one woman also died in Monday's assault, while one of Bin Laden's wives was injured.

"If he had surrendered, attempted to surrender, I think we should obviously have accepted that, but there was no indication that he wanted to do that and therefore his killing was appropriate," Mr Holder told the Senate Judiciary Committee.

Critics have raised concerns about the legality of the operation.

Sightseers

Washington has revised its account after initially saying Bin Laden was shot while taking part in a firefight as US Navy Seals stormed the compound.


More details have emerged of the information held on 10 computers, 10 mobile phones and 100 USB sticks, yielded by the US raid on the compound where Bin Laden was hiding.

Two telephone numbers and 500 Euros ($745; £450) were found stitched into Bin Laden's clothing in case he needed to make a quick getaway, says the BBC's Mark Mardell in Washington.

President Barack Obama, who watched the raid from the White House on monitors, saw his approval rating jump 11 points to 57% in a New York Times/CBS News poll on Wednesday.

He plans to visit the World Trade Center site in New York on Thursday to remember victims of the 11 September attacks, of which Bin Laden was said to have been the mastermind.

The Pakistani military has confirmed that it is holding survivors of the US special forces operation.

They were being kept at secret locations in the cities of Rawalpindi and Islamabad, said Pakistan army spokesman Maj Gen Athar Abbas.

Some of the survivors were being treated for bullet wounds that were serious but not life-threatening, he added.

The BBC's Aleem Maqbool says the compound where the raid unfolded has now become a sightseers' attraction.

There is an ice-cream vendor outside and children selling what they claim is wreckage from a US helicopter, which the Americans said they blew up after it apparently malfunctioned during the operation.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Aseguran que es un kuwaiti quien condujo a eeuu hasta bin laden


Washington, 3 de mayo (Télam).- La persona que permitió a los servicios secretos estadounidenses llegar hasta Osama bin Laden, sería un kuwaití llamado Abu Ahmad, según informó hoy la televisión estadounidense CNN citando a círculos diplomáticos.

Según datos oficiales estadounidenses, se sabía que había un "mensajero", y desde 2007 los servicios secretos intentaron llegar a través de él al refugio de Bin Laden, que resultó encontrarse en la ciudad militar paquistaní de Abbottabad.

Sin embargo, el nombre del correo no fue revelado. A él condujeron distintas pistas resultantes de los interrogatorios a detenidos en la base naval estadounidense de Guantánamo.

Ayer, fuentes de inteligencia estadounidenses habían anticipado que el mensajero dio la pista crucial que permitió a la CIA dar con el paradero del líder de Al Qaeda en Pakistán y a los agentes de la fuerza especial "Navy Seals" desarrollar el operativo que culminó con una certera bala en su cabeza.

Tras décadas en que la inteligencia y el ejército estadounidenses siguieron diversas pistas inconducentes, la información crucial que permitió ubicar a Bin Laden se originó en la prisión de Guantánamo, hace cerca de cuatro años, explicaron ayer esas fuentes citadas por medios estadounidenses y europeos.

Todas las fuentes hablaron bajo condición de anonimato porque las circunstancias que rodearon el operativo es información clasificada, informó la cadena de noticias CNN.

Allí, en medio de interrogatorios intensivos, algunos de los detenidos terminaron por entregar el seudónimo del mensajero a los organismos de seguridad e informaron que se trataba de un protegido de Sheikh Mohammed, el cerebro de los ataques del 11-S, preso también en la cárcel de Guantánamo.

La CIA tardó años en cruzar datos y reconocer la región donde éste operaba y a partir de ahí, determinar la localización donde el mensajero de Bin Laden y su hermano vivían en Pakistán, un fastuoso recinto en la exclusiva localidad militar de Abottabad, al norte de la capital de Pakistán, Islamabad.

Tras semanas de examinar fotografías vía satélite e informes de sus espías, los agentes establecieron que el mensajero y su hermano vivían junto con otra familia, según un alto funcionario estadounidense citado por la estadounidense CNN y el diario británico The Guardian. (Télam)

hr-agf 03/05/2011 10:21

domingo, 1 de mayo de 2011

Ernesto Sabato, writer who led investigation of Argentina’s ‘Dirty War,’ dies at 99

( Gary Cameron / THE WASHINGTON POST ) - Argentine writer Ernesto Sabato, photographed in Washington in 1986.

By Peter Eisner, Published: April 30

Ernesto Sabato, 99, a celebrated Argentine writer and intellectual who was chosen to lead an official investigation of thousands of killings by the military during the Dirty War of the 1970s and 1980s, and whose long life included careers as a physicist, public servant and artist, died April 30 at his home near Buenos Aires.

He had complications from bronchitis, according to the Associated Press.

Dr. Sabato took his place among Latin America’s greatest writers, such as Gabriel Garcia Marquez, Mario Vargas Llosa and Jorge Luis Borges, and he followed a singular literary path that distinguished him from the writers of the Latin American “boom” of the 1960s and 1970s whose work was often experimental, frequently incorporating anti-authoritarian themes.


His work earned the Cervantes Prize, the highest award for literature in the Spanish language, and praise from authors as varied as Thomas Mann, Albert Camus and Salman Rushdie.

Dr. Sabato’s best-known novels, “The Tunnel” and “On Heroes and Tombs,” were crime stories that ranged into fantasy and the surreal, while examining the depths of love, melancholy and murder. His articles and essays touched on philosophy and world literature, and his social criticism sometimes chided Borges and other fellow writers for failing to speak out on current events.

As Dr. Sabato emerged as a prominent Argentine intellectual, his politics often took center stage. He had been a Communist youth leader in the 1930s and was forced underground for a time when a military government took over the country; he abandoned the party five years later, appalled by Stalinism. He became a strong opponent of all forms of authoritarianism. His book, “The Other Face of Peronism,” published in 1956, examined the phenomenon of Juan Peron, the nation’s populist president, as Dr. Sabato sought common ground among Peronist supporters and opponents.

Although he and other well-heeled Argentines applauded the fall of Peron in a 1955 coup, he noted, “many millions of the dispossessed and workers shed tears at a moment that was hard and sobering for them.”

After another military junta left power in 1983, the newly elected president, Raul Alfonsin, appointed Dr. Sabato to the National Commission on the Disappearance of Persons. Voting Dr. Sabato as their leader, the commissioners gathered documents and assembled often-wrenching testimony from survivors and family members about those tortured, disappeared and killed by the military from 1976 to 1983.

So central was his role that the commission’s concluding document, “Nunca Mas” (Never Again), has come to be known as the Sabato Report. The report, published in 1984, shocked Argentinians with details of almost 9,000 disappearances and 300 secret interrogation sites across the country. It was the first effort to systematically describe and document the stories of the dead and disappeared; subsequent updates list as many as 30,000 deaths.

The Dirty War, Dr. Sabato wrote, “the most terrible [tragedy] our nation has ever suffered, will undoubtedly serve to help us understand that it is only democracy which can save a people from horror on this scale. . . . Only with democracy will we be certain that NEVER AGAIN will events such as these, which have made Argentina so sadly infamous throughout the world, be repeated in our nation.”

The Sabato Report was praised as a first step toward the return to the rule of law, but Dr. Sabato received criticism from left and right. The Mothers of the Plaza de Mayo, an organized group of women who protested the disappearance of their children during the Argentine dictatorship, rejected Dr. Sabato’s opening statement that Argentina “was torn by terror from both the extreme right and the far left” in the 1970s. They and many other Argentinians contended that the leftist threat was insignificant compared with the military response. Among those who disappeared were students, teachers, workers and other government opponents, few of whom were involved in an organized movement.

After one military supporter said the report appeased human rights groups, Dr. Sabato complained that the commission’s task was monumental — and thankless.

“This is like taking water from the sea with a bucket,” he said. “All we get are threats and insults.”

Ernesto Sabato was born June 24, 1911, in Rojas, a small town in the pampas about 160 miles from Buenos Aires. He was the 10th of 11 children born to Italian immigrants who owned the local flour mill. He entered the National University of La Plata in 1929, studying science and mathematics, although he told interviewers he had always preferred writing and painting.

He completed a doctorate in physics in 1937 and won a research fellowship at the prestigious Curie Laboratory in Paris. When friends encouraged him to leave France as war closed in, he continued his research at MIT. By that time, he wanted to escape the sciences.

“It makes me laugh and I feel disgusted with myself,” he wrote. He added that “war was approaching, a war in which science — which according to those gentlemen had come to free mankind from all its physical and metaphysical ailments — was going to be the instrument of mechanized slaughter.”

He returned to Argentina and taught physics at La Plata and Buenos Aires for five more years, earning money while jump-starting his literary career. He was fired from his teaching jobs in 1945 after protesting the killing of a student by authorities in Buenos Aires. The dismissal served as his chance for a clean break.

In 1948, he published “The Tunnel,” a 135-page novella that is the rambling confession of an artist imprisoned for murder, describing his deadly obsession with a beautiful married woman. The book was first published in the United States under the title “The Outsider.” “The Tunnel” was translated in many languages and had several movie versions.

Dr. Sabato’s second novel, “On Heroes and Tombs,” appeared in 1961. It is a tour de force involving a young man, Martin; the beautiful Alejandra; her insane father, Fernando; and Martin’s confessor, Bruno, a friend of all three. Again, crime and murder are close at hand.

Critics recognized Dr. Sabato’s unique role in literature.

“Sabato stands apart from most of the writers of the ‘Boom’ and for good reason,” author and literary critic Robert Coover wrote in the New York Times. “Not only does he not participate in their communal voice, he is at war with it.”

Dr. Sabato served short stints at U.N. Educational, Scientific and Cultural Organization, as a magazine editor and at the Argentine foreign ministry, but resigned in each case within months, complaining about bureaucracy or protesting policies.

He met his wife, Matilde Kusminsky, when she was still in high school; they married in 1936 and were together until her death in 1998. The older of their two sons, Jorge, a former Argentine government minister, died in a car crash in 1995. Their surviving son, Mario, is a filmmaker whose work includes a 2008 documentary, “Ernesto Sabato, Mi Padre” (Ernesto Sabato, My Father).

The younger Sabato told an interviewer at the Spanish newspaper El Pais that his father was hard to know, even for his son. The effort was to penetrate “what was going on behind those black glasses, who the person was behind that character, that statue.”

Mr. Sabato’s compact memoir, “Antes del Fin” (Before the End), published in 1998, is a sober leave-taking and assessment of the world. It contrasts his faith with his pessimistic view of politics, poverty and the environment.

In his later years, Dr. Sabato’s eyes began to fail, and he virtually stopped writing. He shifted to painting. His artwork, often depicting surreal, fantastic themes, sometimes including portraits of his literary heroes, has been exhibited worldwide alongside his books.

“What is admirable,” Dr. Sabato said, “is that man keeps fighting and creating beauty in the midst of a barbaric, hostile world.”

El desempleo juvenil en Europa crece a un ritmo “escandaloso”

La desocupación de menores de 25 bate récords en la UE. En España llega al 43,6%. Alarmada, la Comisión Europea llamó a los gobiernos a hacer reformas urgentes. También aflora la generación "Ni-ni", los que ni trabajan ni estudian.

24 ENE 2011 12:08h
Unión Europea
Pablo Nogales, andaluz de 24 años afincado en Madrid, terminó su formación universitaria de geógrafo en junio de 2009. Su currículum es bueno, habla inglés y también francés, que lo aprendió durante un intercambio de seis meses en la ciudad francesa de Toulouse. Está desocupado y desde hace más de un año y medio sólo ha trabajado un par de meses en un centro comercial. Nada relacionado con sus estudios.

"No tengo ninguna esperanza" , dice Pablo. "Se reducen las plazas de profesor en la educación pública, para muchas empresas estoy sobrecalificado y en este país siempre se castiga a los jóvenes cuando hay crisis. Después nos pedirán una experiencia laboral que no tendremos y cuando la economía crezca, si crece algún día, los que vienen por detrás de nosotros conseguirán los nuevos empleos porque nosotros andaremos rozando los 30 años y no tendremos experiencia".

Como Pablo, Catherine, una británica de 23 años diplomada en psicología, busca y rebusca en Londres un empleo relacionado con su materia mientras sobrevive trabajando algunas noches en un pub. "Todos esperamos que al principio sería difícil, que no tendrías tu trabajo soñado a la semana de salir de la universidad, pero esto es distinto. Para cada puesto hay cientos de postulantes y siempre hay alguien que acepta peores condiciones que tú".

Añade que "el desempleo entre los jóvenes es mucho más alto, perdemos años esperando por un trabajo, por cualquier empleo algo estable. Si las cosas siguen de esta manera, tendré que volver a vivir con mis padres. Nadie lo ve así, pero para mí eso significa un fracaso de la política".

La crisis económica está acabando con los sueños de toda una generación de europeos. Según los últimos datos de Eurostat –la Oficina de Estadísticas de la Unión Europea– el desempleo juvenil –hasta 25 años– bate récords en Europa y ronda ya el 40% en algunos países. En España alcanza al 43,6%.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dijo el pasado miércoles que estas tasas son "escandalosas" y urgió a los gobiernos del bloque a acelerar las reformas estructurales y la creación de empleo, potenciando sectores como el de la energía, el transporte y las telecomunicaciones.

Durao Barroso aseguró que "cualquiera que se preocupe por la Europa social sabe que esto no puede continuar". La población europea menor de 25 años tiene una tasa media de desempleo del 21%, aunque estos datos varían enormemente país por país.

Mientras en Holanda es del 8,4%, en Alemania del 8,6% y en Austria del 10,3%, en Lituania se dispara hasta el 35,2%, en Eslovaquia al 36,6% y España bate todos los récords con una tasa del 43,6%.

La destrucción de empleo de los últimos tres años se ceba así en un grupo de población que no puede acceder al mercado laboral y que cada vez lo tendrá más difícil.

Además, está creando lo que ya se llama la "generación Ni-ni", en referencia a quienes ni estudian ni trabajan . En esta categoría se encuentra el 15,9% de los jóvenes italianos y el 15,3% de los españoles. Aunque el desempleo juvenil español es mucho más alto que el italiano, estos datos muestran que los jóvenes desempleados españoles al menos tienen acceso a cursos de formación.

En el conjunto de la UE, los "ninis" son el 9,9% (con datos de la OCDE de finales de 2009). Esta organización pide a los gobiernos que sigan políticas que fomenten el empleo en los sectores más castigados, como el juvenil. El Reino Unido, donde uno de cada cinco jóvenes está desocupado, tiene un programa específico para menores de 18 años. Y Bélgica ayuda a la búsqueda del primer empleo.

España también tuvo otro récord. En 2009 fue el país de la UE donde más jóvenes abandonaron los estudios –el 35,6%–, cuando la media de la UE es del 15%.

Según la OCDE, la crisis ha provocado que los jóvenes tienen la mitad de posibilidades de conseguir un empleo que el resto de la población. La OCDE pone como ejemplos a seguir a Dinamarca y Holanda.

Además, esta generación desconfía de las instituciones.

Un estudio de la Fundación para la Innovación Política asegura que el compromiso político y la confianza en las instituciones públicas es mucho menor en Europa que en el resto del mundo, con los jóvenes franceses como líderes de la desconfianza. Mientras el 71% de la juventud china confía en su gobierno, en Europa estas tasas rondan el 20%.

Además, la mayoría de los jóvenes del sur de Europa desconfían de las instituciones internacionales y principalmente de la UE, a la que ven como inútil ante la crisis económica y cuya única política hasta ahora ha sido la de poner de rodillas a países enteros con su exigencia de planes de ajuste y su actitud acomodaticia ante los mercados financieros.

¿Racistas nosotros?

www.ole.com.ar | 30-04-2011

Blanc con Zidane y el moreno Desailly. ¿Nada que decir ahí Laurent?

Los entrenadores de la Federación Francesa de Fútbol, con Laurent Blanc inclusive, quedaron en la picota –con suspensiones y todo- porque decidieron bajarle el pulgar a los africanos en los centros de formación.

El director técnico de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), Francois Blanquart, fue suspendido hoy tras las acusaciones de que impuso un sistema de cuotas para discriminar en los centros de formación a futbolistas jóvenes de origen africano.

La suspensión de Blanquart fue anunciada por el Ministerio de Deportas poco después de que la web Mediapart publicara nuevas revelaciones sobre el presunto sistema de cuotas discriminatorias en el fútbol base galo.

En un comunicado, el Ministerio niega la instauración de este sistema, pero señala que, de acuerdo con la FFF, han decidido suspenderle de forma provisional a la espera de que se conozcan los resultados de la investigación abierta sobre este escándalo.

Las pesquisas han sido encargadas al presidente de la Fundación del Fútbol, Patrick Braouezec, y la Inspección General de la Juventud y los Deportes, que deberán entregar sus conclusiones en ocho días.

Mediapart, que ayer publicó el escándalo, reveló hoy nuevos detalles, como la transcripción de una reunión que tuvo lugar en París el pasado 8 de noviembre en la que, además de Blanquart, participaron el seleccionador, Laurent Blanc, y el entrenador de las categorías inferiores, Eric Mombaerts.

En ese encuentro, según el sitio web, los principales responsables del fútbol galo analizaron el problema de la entrada en los centros de formación franceses de jóvenes de procedentes de Africa con doble nacionalidad que, posteriormente, defienden los colores de sus países de origen.

Según Mediapart, Blanc aseguró en ese encuentro ser "favorable" a limitar la entrada de jóvenes de origen africano en los centros de formación. "No tiene ninguna connotación racista. Cuando la gente lleva la camiseta (de las selecciones inferiores de Francia) y luego van a jugar con sus equipos norafricanos o africanos, eso me molesta enormemente", aseguró el seleccionador, según la transcripción publicada por Mediapart.

Pero es Blanquart quien, según la web, asegura que hay que limitar la entrada de estos jóvenes en los centros de formación estableciendo una cuota que no debe ser comunicada para evitar el escándalo.

Posteriormente, Blanc defendió la postura no por criterios de raza si no porque, según él, en los centros de formación hay demasiados jugadores fuertes y potentes, en detrimento de otras características "más propias de (su) cultura".

"No queremos eliminar a los extranjeros, si no tener criterios mejor definidos para atraer a otras personas porque si siempre tenemos los mismos criterios, tendremos siempre las mismas personas", aseguró el seleccionador.

"Actualmente, los grandes y potentes son los negros. Es así. Es un hecho. Dios sabe que en los centros de formación, en las escuelas de fútbol, hay muchos (negros) Creo que hay que buscar otros criterios, modificados con nuestra propia cultura", agregó.

Blanc puso como ejemplo a los españoles: "Me han dicho: 'Nosotros no tenemos ese problema, no tenemos negros'".

Según Mediapart, el único participante en la reunión que se opuso a ese criterio fue el seleccionador sub-20, Francis Smerecki, quien lo consideró discriminatorio, al tiempo que defendió que cada jugador opte por la selección que le parezca.

El caso ha provocado una gran polémica en Francia, donde varios partidos políticos han pedido que se esclarezcan los hechos.

España marcó un nuevo récord: hay casi 5 millones de desocupados

ECONOMIA | CLARIN
El número de desempleados se incrementó en el primer trimestre del año en 213.500 personas, hasta alcanzar los 4.910.200 al finalizar marzo. La cifra asciende al 21,29%.


29 ABR 2011 12:57h
Unión Europea


España batió en el primer trimestre de este año su récord histórico de desempleados con casi cinco millones de personas en esa situación, un 21,29 por ciento, según informó hoy el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero considera que con ese récord se ha tocado el techo, que no se superará la frontera psicológica de los cinco millones de desempleados y que ahora comenzará la creación de empleo.

El número de desempleados se incrementó en el primer trimestre del año en 213.500 personas, hasta alcanzar los 4.910.200 al finalizar marzo, según la Encuesta de Población Activa (EPA). Se trata de la cifra más alta desde 1976.

La tasa de desempleo, del 21,29 por ciento, es también la más elevada desde 1997, cuando en el segundo trimestre fue del 20,72 por ciento. Y es además la más alta en Europa Occidental.

El gobierno de Zapatero calificó el dato de "grave" y "muy negativo", pero cree que el desempleo ha tocado el "máximo" en el primer trimestre de 2011. "A partir de ahora, la economía española irá creando empleo, y empleo y empleo. Estamos en el peor momento", manifestó el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Para el líder de la oposición, Mariano Rajoy, es "el triste peor dato de la historia". Y agregó, el alusión al gobierno de Zapatero: "Todos sabemos que mientras esta gente esté al frente no es posible abordar la recuperación económica".

Los sindicatos, que en septiembre protagonizaron la primera huelga general de la era Zapatero para protestar contra una reforma laboral que, entre otras cosas, flexibilizó el despido, alertaron hoy de que el problema del desempleo comienza a poner en riesgo la cohesión y el equilibrio social.


La falta de trabajo es en España la peor cara de una crisis económica de la que el país no termina de salir. Desde su llegada, a finales de 2007, se han destruido 2,37 millones de empleos. Entre enero y marzo, la destrucción fue de 256.500 puestos.

¿Autos que funcionan con orina?

El descubrimiento de una científica permite generar Hidrógeno a partir de la Orina


26/04/2011
por Rubén Hoyo

Como es bien sabido el hidrógeno como fuente de propulsión para automóviles es una tecnología ya desarrollada, pero que en virtud de lo costosos que resultan los componentes necesarios para fabricar las celdas de hidrógeno (emplean metales preciosos), así como los que se requieren para generar hidrógeno a partir de la descomposición del agua, han propiciado que dicha tecnología no haya logrado masificarse de forma viable.

Gerardine Botte, una profesora de química e ingeniería biomolecular de la Universidad de Ohio en EUA ha desarrollado una tecnología que permite generar hidrógeno a partir de la descomposición de la orina, con el simple hecho de aplicar una ligera corriente eléctrica. Este descubrimiento es sumamente trascendente ya que la generación del hidrógeno mediante este proceso es sustancialmente más barato por requerir mucha menor energía.

Adicionalmente, se trata de un proceso ecológico, ya que se estarían reutilizando desechos orgánicos y que son renovables sin duda.


De acuerdo con los datos de la Gerardine Botte, un vehículo equipado con una celda de hidrógeno que funcione con orina podría recorrer hasta 150 kilómetros con un galón, es decir algo así como 40 km/l. Por otra parte, según Botte este descubrimiento podría aplicarse a muchos otros aspectos de nuestra vida cotidiana, por ejemplo en una oficina con unos 300 empleados se podría generar energía suficiente para el climatizador, mientras que espacios en donde se concentran grandes cantidades de gente como Estadios o Aeropuertos es donde se encuentra el mayor potencial.

Cabe recordar que los autos de hidrógeno (como el Honda Clarity) son los que ofrecen la tecnología más ecológica de todas las disponibles, incluso por encima de los autos eléctricos que emplean baterías como el Nissan Leaf (la generación de la electricidad de la red proviene en su mayoría del carbón). Lo anterior debido a que los autos de hidrógeno emiten solo vapor de agua por el tubo de escape luego de la descomposición del hidrógeno en la celda, que separa electrones que dan energía al motor eléctrico. En estricto sentido, un auto de hidrógeno es un vehículo eléctrico que cuenta con su propia planta generadora de electricidad abordo.