Latino astrophysicist receives prestigious prize
He’s a brilliant professor, but in science that can hardly make one rich or famous. But Juan Maldacena can now consider himself both. The Argentinian-American physicist was named a Milner Foundation Fundamental Physics Prize recipient, one of nine physicists who each received a $3 million prize.
Maldacena – a theoretical astrophysics professor at the Institute for Advanced Study School of Natural Sciences (the famed institution that Albert Einstein called his academic home) – was one of just nine scientists to receive the esteemed prize. The award was established by Yuri Milner, a famous tech investor who made his billions investing in online startups like Groupon and Facebook. And unlike the Nobel Prize, which awards $1.2 million or the Templeton Prize, which awards an upwards of $1.7 million, the Fundamental Physics Prize is the only prize of its kind to award such a sizeable sum to a single individual.
While Maldacena was hand picked by Milner as one of the inagural class of prize recipients, Maldacena and his colleagues will decide next year’s award winners.
For Maldacena, whose ground-breaking work in string theory, quantum gravity and quantum field theory has earned him double-digit prizes and honors over the course of his career, the prize represents the value of his research to the subject of physics.
“I was always interested in understanding how nature works,” says the 43-year-old, who taught at Harvard University before joining the faculty at the Institute for Advanced Study. “I always wanted to understand the fundamental laws of physics and in particular, the laws that govern space time at the shortest distances.”
Maldacena, who received his undergraduate degree in Argentina before completing his Ph.D. at Princeton University in 1996, says that “the presence of a vibrant research community with high standards and a commitment to finding the truth” has played a deciding factor in the success of his work. In fact, four of the nine Fundamental Physics Prize recipients work at the Institute for Advanced Study and together work on complex mathematical theories explaining basic particles and forces of the universe.
For Maldacena, the lucrative prize has little effect on the day-to-day mechanics of his research. He says jokingly, that he will now be able to pay off his mortgage. What will keep him focused, he says, is still the same – his quest to discover the mysteries of the universe.
“The examples of other researchers, who have often had to work for many years to make important discoveries, inspires me,” says Maldacena.
01/08/12
El físico argentino Juan Martín Maldacena se enteró ayer de que había ganado un galardón de 3 millones de dólares. Se sorprendió y alegró. Pero aún desconoce qué destino le dará a esa gran cantidad de dinero. El premio fue creado por el millonario ruso Yuri Milner para reconocer a científicos que investigan en física fundamental con ideas que aún no han sido corroboradas. Es el reconocimiento académico que más dinero otorga en el mundo, incluso más que el Nobel, que no supera el 1,2 millón de dólares.
Maldacena fue premiado junto a otros ocho científicos de otros países con el galardón de la Fundación Milner, que es la primera vez que se entrega. Cada uno deberá dar una charla para todo público en Moscú, donde tiene sede la fundación. El próximo año, el argentino y los otros ganadores formarán parte del jurado para las futuras ediciones del concurso cuya meta es dar “más libertad y oportunidad para conseguir mayores logros en el futuro”, según se afirma en el sitio de la fundación.
“Todavía no sé qué hacer con el dinero”, contó ayer Maldacena por correo electrónico a Clarín , desde Alemania, donde participó como expositor en un congreso científico. El premio lo tomó por sorpresa. Y dijo que no le pasa lo mismo que al millonario que creó el premio: Milner abandonó sus investigaciones en física teórica porque estaba disconforme consigo mismo. En cambio, Maldacena, de 43 años, sigue tan apasionado como el día en que empezó a estudiarla en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en el Instituto Balseiro, en Bariloche.
“Me dediqué a la física porque me interesaba saber cómo funcionaba la naturaleza –explicó–. Desde chico me interesaba cómo funcionaban los aparatos que nos rodean: el televisor, el teléfono, el lavarropas. De allí me fui interesando en las leyes de la física que hacían posible su funcionamiento. Siempre me fui interesando más en las leyes fundamentales, que explican el comportamiento de los componentes más chicos de la materia. También me interesa la matemática. Y la física teórica es un área que involucra una buena dosis de matemática”.
¿Qué lo sigue atrapando de la física? “Me sigue interesando el desafío apasionante de entender cuáles son las leyes fundamentales del universo”, contestó. Una de las principales contribuciones de Maldacena a la física se relaciona con un desafío que ni Einstein pudo resolver: la unificación de la física. “La teoría de la gravitación, descrita por Einstein en 1915, es incompatible con la física cuántica. En 1997, Maldacena publicó un trabajo que conjeturó la posibilidad de que si uno rodeara el Universo con una pantalla imaginaria, todos los fenómenos de gravedad cuántica podrían estar descritos por una teoría de partículas en esa pantalla, del mismo modo en que los hologramas bidimensionales contienen toda la información del objeto tridimensional al que representan”, explicó a Clarín José Edelstein, físico argentino que investiga en España. Aún la conjetura de Maldacena no fue comprobada. “Queda mucho camino por recorrer, pero como dice Milner, seguir buscando las respuestas es lo que nos define como seres humanos”, agregó.
Mientras sigue pensando el destino de su premio, Maldacena tiene planes concretos. Seguirá estos meses como profesor visitante de la UBA, dará conferencias en el Instituto Balseiro en Bariloche el 23 de agosto para todo público, y volverá a vivir en Princeton, Estados Unidos. “Allí –expresó Maldacena– recibimos excelentes estudiantes de doctorado y a los mejores investigadores post-doctorales. El ambiente es muy propicio para el desarrollo de nuevas ideas. Porque nuestros colegas corrigen nuestros errores y nos dicen por qué muchas de nuestras ideas están equivocadas”.
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