Por Carlos A. Quiroga L.
Tras la promulgación y sin darse por derrotados, unos 60 periodistas levantaron las huelgas de hambre que realizaban en todo el país y anunciaron que elevarán su protesta a organismos internacionales pues consideran que la ley viola varios convenios.
Morales, primer mandatario indígena del empobrecido país, firmó la ley rodeado de autoridades y dirigentes sindicales e indígenas sólo horas después de que el Senado, dominado por el oficialismo, la sancionara en una maratónica sesión.
"Son más de 500 años de racismo, con 185 años de vida estatal, 184 años de Estado colonial y un año de Estado plurinacional, por fin aprobamos una ley para luchar contra el racismo y la discriminación", proclamó Morales.
La ley se sumó a media docena de leyes estructurales aprobadas en lo que va del año, en un acelerado proceso de aplicación de una nueva Constitución de línea indigenista y socialista que dio paso en diciembre del 2009 a la reelección de Morales y a la conformación de la primera Asamblea Legislativa Plurinacional en vez del viejo Congreso Nacional.
Comunicadores han protestado con movilizaciones y huelgas de hambre, fundamentalmente contra dos artículos de la ley: Uno que dispone la suspensión de la licencia de medios que divulguen intencionalmente mensajes racistas y otro que anula, sólo para esta materia, un antiguo fuero penal que protege a periodistas.
Al anunciar el fin de los ayunos iniciados hace una semana, el líder de la Confederación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia, Pablo Zenteno, dijo que continuará la resistencia, que tuvo su punto alto el jueves cuando la mayoría de los diarios publicó sus portadas en blanco.
"Ahora lo que haremos es iniciar otras acciones como una queja formal ante la OEA sobre los efectos de esta ley, efectuar un pedido de interpretación de esta ley ante la ONU, iniciar mecanismos para mejorar esta ley y finalmente no participar en la reglamentación de esta ley", afirmó Zenteno.
"Ahora sólo nos queda tener mucho cuidado porque seguramente va a ser muy difícil acostumbrarnos a este nuevo mecanismo", agregó el dirigente.
MORALES INMUTABLE
Morales, un seguidor del venezolano Hugo Chávez y el cubano Fidel Castro, restó importancia al coro de quejas de los medios, que consideró más obra de sus dueños que de sus trabajadores, y convocó a los periodistas sindicalizados a participar en la reglamentación de la ley antirracismo.
"Es una norma para que todos tengamos los mismos derechos, todos somos iguales", explicó, citando varios casos de mensajes racistas de medios y conductas racistas de varias instituciones, como justificación de la ley que nació de una iniciativa del primer diputado afroboliviano, el oficialista Jorge Medina.
"La libertad de expresión no es sinónimo de racismo, no puede ser sinónimo de discriminación (...), siempre está respetada. Dicen que sin libertad de expresión no hay democracia, pero el racismo es lo más antidemocrático", añadió.
El jefe de la Cámara de Diputados, Héctor Arce, dijo que "quien no comete racismo ni discriminación, quien busca la igualdad, procura la convivencia pacífica (...), no tiene nada que temer".
La sanción de la ley había sido anunciada en la madrugada por el presidente del Senado, René Martínez, mientras en las afueras de la Cámara centenares de activistas de movimientos sociales hacían vigilia en defensa del proyecto y en rechazo a las huelgas de hambre de periodistas.
La norma quedó sancionada al ratificar el Senado el proyecto que había pasado antes por la también oficialista cámara baja.
Un comunicado del Senado dijo que la ley fue sancionada "por más de dos tercios (...), sin el apoyo de la opositora Convergencia Nacional (CN) por considerar que los artículos 16 y 23 de esa norma atentan al derecho de la información, la libertad de prensa y la libre expresión".
Agregó que los opositores intentaron sin éxito que el Senado suspendiera la aprobación de la ley y convocara en cambio a un referendo nacional sobre los dos artículos polémicos.
(Reporte adicional de Claudia Soruco. Editado por Lucila Sigal y Silene Ramírez)
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